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BEPERTOBIO HE LOS BUFOS 1I.MILÍ0S,

LA SUEGRA DEL DIABLO,

CIENTO POPULAR FANTÁSTICO,

EN TRES ACTOS, EN VERSO,

LETRA DE

EUSEBIO BLASCO,

MÚSICA DEL

maestro arrieta.

MADRID:

EL TEATRO Y ADMINISTRACIÓN LÍRICO-DRAMÁTICA,

oficinas: fez, 40, 2.°

1867.

"

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V

y

LA SUEGRA DEL DIABLO.

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•o

OBRAS

DE

EUSEBIO BLASCO-

La ANTIGUA ESPAÑOLA En cuatro actos en prosa.

LA MUJER DE ULISES En un acto en verso.

La TERTULIA DE CONFIANZA. En tres actos en verso.

LA CORTE DEL REY REUMA . Zarzuela en uu acto en verso.

El. JOVEN TELÉMACO Zarzuela en dosactos en verso.

Un JOVEN AUDAZ Juguete en un acto en verso.

EL AMOR CONSTIPADO En un acto en verso.

El VECINO DE ENFRENTE. ... En un acto en verso. La SUEGRA DEL DIABLO. . . . Zarzuela en tres actos en

verso.

REPERTORIO DE IOS BUFOS MADRILEÑOS.

LA SUEGRA DEL DIABLO,

CUENTO POPULAR FANTÁSTICO,

EN TRES ACTOS, EN VERSO,

LETRA EE

EUSEBIO BLASCO,

MÚSICA DEL

maestro m\m,

Representado por primera vez en el teatro de los Bufos Madii leños (Variedades), el dia 23 de Marzo de 1867.

íMADRLD.

IMPRENTA DE JOSÉ RODRÍGUEZ, CALVARIO, 18.

e^tos.

PERSONAJES. ACTORES.

MARIBLANCA Sra. Hdeto.

LA TÍA CORNELIA Sampelayo.

LA PRINCESA HIPOTENUSA. Rmz.

UNA ALDEANA Magias.

SATANÁS Sr. Arderitjs.

MAESE NICOLÁS Escriu.

BARTOLO Orejón.

EL REY CATETO Giménez.

UN MESONERO Valladares.

UN DEMONIO Castillo.

OTRO Arveras.

CIEGO 1.° Aiideriüs (Fe-

derico.)

ÍDEM 2.° Cubero (Julián.)

ÍDEM 3.° Carceller.

ÍDEM 4.° Jidez.

UN GUARDIA Arveras.

Aldeanos, aldeanas, caballeros, demonios, arrieros, mozas y estudiantes.

La escena se supone en tierra de Aragón v en el siglo XVII.

Esta obra es propiedad de su autor, y nadie pod'é, sin su per- miso, reimprimirla ni representarla en España y sus uosesiones df ultramar, ni en los países con quienes haya celebrados ó se cele- bren en adelante tratados internacionales de propiedad literaria.

Los comisionados de las Galerías Dramáticas y Líricas de los Sres. Gullon c Hidalgo, son los exclusivos encardados del cobro de los derechos de representación y de la venta de ejemplarrs. Queda hecho el depósito que marca la ley.

El teatro representa la cocina de una casa pobre. Á un lado, un hogar con fuego de leña; al otro, una puer- ta con dos gradas, sobre la cual hay un agujero grande. En el foro una gran ventana, á través de la cual se el campo. En la pared habrá una es- tampa de la Virgen. En diferentes lados de la esce- na, dos tinajas, un arca grande. Delante, en el pros- cenio, una mesa. Pendiente de la chimenea, un can- dil. Al levantarse el telón aparece la tia Cornelia sentada en el banco del hogar, hilando. Maese Ni- colás á otro lado bebiendo con los aldeanos. Ma- riblanca está sentada en el suelo, hilando en un tor- no. Los lugareños están sentados en el suelo ó sobre el arca y demás muebles, y agrupados hacia el fue- go; las mujeres hilando ó haciendo calceta. Procú- rese que el conjunto forme un cuadro sencillo y que tenga carácter. Es de noche. La escena está alum- brada por el candil. Suenan las campanas que tocan la 01 ación.

ESCENA PRIMERA.

La TU CORNELIA, MABIBLANCA, MAESE NICOLÁS, CORO.

música.

Corn. Mar ¡blanca, no te duerma:?,

echa leña en el focon.

6

Persignaos, zamacucos, que lia sonado la oración.

(Se pers'gnan todos.)

Siga adelante la conversación. Coro. Eche su merced un cuento,

su merced sabe un millón; diga su mercé un romance ó comience una canción. M. Nic. Mas valiera que rezarais

con devoción. Cono. Saque su mercé el rosario

sin dilación.

M. NlC. (Saca el Rosario.)

Es Maria la nave de gracia

(Los aldeanos se arrodillan.)

y el Niño el timón, y los remos son las buenas almas que van al rosario con gran devoción.

Cor.o . Es Maria la nave de gracia y el Niño el timón, y los remos son las buenas almas que van al rosario con gran devoción.

M. Nic. Kirie eleison.

Coro. Kirie eleison.

Corn. Dos pastores llegaron á un árbol

de íiera tormenta temiendo el rigor, cayó un rayo, ¡Jesús, Dios nos libre! y al uno en un verbo volvióle carbón;

pero al otro no porque el santo rosario traia metido en el seno con gran devoción.

Coro. Dos pastores á un árbol llegaron, etc.

Corn. Kirie eleison.

Coro. Kirie eleison.

BART. (Dentro.)

Mariquita Maria, dile á tu madre que te meta en un cofre y eche la llave. Coro. ¡Já, já, já, já!

(Ss levantan; algunas aldeanas van á mirar por la

ventana.)

Corn. (¡Ah, gran bribón!)

Que nadie aquí se ria! (ai coro.)

COI'.O. (Con mucha devoción y volviendo á arrodillarse.)

¡Kirie eleison! Corn. ¡Kirie eleison!

Coro. ¡Kirie eleison!

BART. (Dentro.)

De suegras y cuñadas

va un carro lleno, miren qué linda carga para el infierno! Coro. Já, já, já, já!

Corn. (¡Ah, pillastron!)

M. Nic. Que vais á condenaros! (ai Coro.)

Coro. Kirie eleison!

Corn. Kirie eleison!

Coro. Kirie eleison!

Bart. ¡Le he de dar á tu madre

la desazón! Coro. ¡Já! ¡já! ¡já! ¡já! ¡já! ¡já!

CORN. ¿Eli? (Incomodada.)

Coro. ¡Kirie eleison!

KAEL&BO.

Coftw. Mariblanca, Mariblanca,

quieres que haya quimera; no cómo te compones que me quitas la paciencia, y si ese picaronazo sigue cantando á la puerta, por mi patrón San Cornelio que vamos á tener fiesta.

Marib. Señora madre.,.

Corn ¡Silencio!

M.Nic. Mira, mujer.

Corn. No me vengas

con maitines, Nicolás.

Loe Su mercé tenga mas flema.

Otro. Pues si ella quiere á Bartolo

y él está muerto por ella

paréceme bien que cante! Lügs. Tiene razón. Corn\ Embusteras!

Miren las muy bribonazas

y por dónde salen! ¡fuera!

cada mochuelo á su olivo,

á casa á dormir! M. Nic. (ap. á Cornelia.) Prudencia. Corn. Ya ha sonado la oración;

largo! Lie Bueno, tia Cornelia;

vamonos tÓOS! los lugareños.)

Todos. ¡Buenas noches!

Llg.3 (Mariblanca, que no cedas;

al que te quiera, le quieres. LtG.° Maese Nicolás, que duerma

muy bien. M. Nic. Buenas noches, hijos.

Corn. No sabes la que te espera! Mariblanca.)

ESCENA II.

CORNELIA, ¡MAtilBLANCA, MAESE ISICOIÁS.

Cornelia se queda un rato mirando fijamente á Mariblanca; después se acerca á ella como si fuera á pegarle y le grita.

Corn. Infaaaame!

MAR1B. (Llorando.) ¡Hi lli lli hi!

Corn. Dónde vamos á parar?

solo piensas en los hombres. Marib. ¡Hühühü Corn. ¡No llores mas!

Ah, señor marido mió, Maese Nicolás.)

si usarcé en vez de collar hiciera lo que el honor manda que se haga, quizás esta rapaza insolente no me llegara á matar, pero á fieras desazones creo que me matará.

9

Dígale ucé á nuestra hija que si prosigue en su afán va á condenarse!

M. NlC. (Con mucha calma.) Ven, hija.

Marib. Padre y señor... M-Nic. Ven acá.

Marib. Aquí estoy, (se acerca.) M.Nic. Te participo

que te vas á condenar. Corn. Nicolás) Quítale ciertas ideas

que tiene. Marib. Yo...

M. Nic. Voy allá.

Anda y tráeme tus ideas,

que las necesito. Corn. ¿Hay tal?

¡Ucé no es hombre! M- Nic. Hija mia,

yo no soy hombre. Corn. Colas,

qué le dices á la niña? M. Nic. Lo que acabas de mandar. Corn. Hombre, no me desesperes. M. Nic por no verte rabiar

falsificara moneda! Corn. Menéate, hombre. M. Njc. tal.

(Comienza á patearse por la escena meneándose mu- cho.)

Cdrn. No es eso!

M. Nic. Pues si no es eso

no menearme mas. C jrn. En casa hay gato encerrado

y me lo vas á soltar

ó he de morderte! M. Nic. En seguida.

(Abre la puerta de la derecha, entia, y sale con un gato.)

Aquí está el gato. Corn. At, Colas,

no miras por tu casa.

(Maese Nicolás comienza á mirar por todos lados.)

10

Pero hombre, qué haces? M. Nic. Mirar

por mi casa. Corn. Habráse visto

otro- mentecato igual!

Si no quieres entenderme!

si la razón no me das! M. Nic. Si te tiemblo! Corn. Si no quieres

hacerme caso... M. Nic. tal.

Corn. Piensa como yo. M. Nic. Corriente.

Corn. Mariblanca... M.Nic. Mariblan...

Corn. Es muy mala. M. Ntc. Es muy remala.

Corn. Tiene un galán. M. Nic. Un galán.

Corn. Dos galanes. M. Nic. Diez galanes.

Corn. Y muchos mas. M. Nic. Muchos mas.

Corn. Yo no quiero. M. Nic. Yo no quiero.

Corn. Ni tampoco. H. Nic. Cabal.

Corn. Yo me irrito. M. Nic. Yo me irrito.

Corn. Y hago muy mal. M. Nic. Y hago mal.

Corn. Y yo soy su madre. M. Nic. Y yo...

Corn. Y esto tiene que acabar y como esto dure mucho vamos á acabar muy mal, que estar así es impo sible,

(Corta la palabra, entrando en el cuarto de la iz- quierda p^ra dpjar en él la rueca, y volviendo á salir.)

y es una barba ridad.

(ídem, idem, entrando el lomo.)

M. Nic. Y yo juro que estas cosas

H

tienen mucho de verdad,

y que el caso es memo— rabie,

(Carta la palabra, entra en el curto de la derecha y sale con la capa puesta.)

y que soy un inca— paz.

(id. sale cnn el sombrero.) Co-HN. Ya lo Sabes! (.4 Mariblanca.)

M. Nic. (id.) ¡Ya lo sabes!

Voy á ver á Maese Juan. Corn. Yo á rezar porque revientes,

marido de Barrabás!

ESCENA Iíí.

MARIBLANCA.

Corazoncico triste,

no le apesares, no vertáis, ojos míos,

el llanto á mares.

¡Ay, amor loco! vamonos consolando

poquito á poco.

Siguiéndome á la fuente

van los galanes, y al mirarme suspiran

con mil afanes,

y yo les digo: ¡ay, suspiros del alma,

venid conmigo!

Diez y seis primaveras

cumplo por pascuas, tengo sed de cariño

y estoy en ascuas,

que es un oprobio tener diez y seis años

y estar sin novio.

«Mi pensamiento al humo )>se le parece,

42

«porque al paso que sube

»se desvanece,»

sube que sube, se aleja la esperanza

como una nube.

música.

Ay, penitas del alma,

salid, salid, que si vivis conmigo

voy á morir. Ay, suspiros del pecho

volad, volad, que es muy grato el consuelo

de suspirar.

Si mi madre no quiere que tenga novio lo be de tener. Ay, madrecita mia, vaya unas cosas que tiene ucé.

Ay, no sé,

yo no como se puede vivir sin novio, vivir sin novio no puede ser.

ESCENA IV.

MAHIBLANCA, BARTOLO, ala reja.

Bart. ¡Si mis suspiros llegan

basta tu almohada,

como caritativa

dales posada! Marir. ¡Bartolo mió!

Bart. ¡Ven á abrirme la puerta

que tengo frió! Marib. Aguarda un poco

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que voy a ver...

mi madre duerme...

(¡Ylariblauca abre la puerta y Bartolo entra

Bart.

¡Ven! ¡ven!

Marib.

Entra quedito,

entra, mi bien,

habla bnjito.

Bart.

Bajito hablaré.

Maris.

¡Bajito!

¡Bajito!

Bart.

Bajito hablaré.

Marib.

Dime cositas dulces,

bien de mi vida.

Bart.

Ay, que cosas tan buenas

que te diría!

Marib .

Dímelas pues,

bajito, muy bajito

si puede ser.

Bart. Yo no qué me pasa

cuando estoy junto á tí, yo no lo que siento

si me miras así; se me hace agua la boca

si llegas junto á mí: me has hecho, vida mia,

tanto tilín, que me hace el corazón tipitin, tipitin!

Marir . Á me sabe á gloria

que me quieras así, y en estando ausente me quisiera morir; me vuelves á la vida si vuelves junto á mí, y encuentro en tu mirada

tal retintín que me hace el corazón

tipitin tipitin!

BART. ¿A ven (Oyéndole en e! corazón.)

Marib. ¿Á ver? (id. id.)

14

Ay, picnron! Bart. Ay, serafín!

Los dos. ¡Tipitan tipitan!

¡tipitin tipitin!

ESCENA V.

MAÍUBLANCA, BARTOLO, dsspues MaESE NICOLÁS

Marib.

Kzn.xiZ¡tt.v\J.

¡Bartolo mío!

Líart.

¡Mi Mariblanca!

Marib.

¡Cuánto has tardado!

Hart.

¡Tú me esperabas?

Marib.

Sí, que yo vivo con la esperanza.

M.Nic.

¡Hola! mi niña (Apareciendo eit

pela la pava.

la ventana.)

Marib.

Ay, si supieras lo que me pasa!

Üart.

Dime tus penas, prenda adorada.

Marib.

Madre no quiere que entres en casa, tiene temores de que me engañas, y ha prometido sernos contraria pues quiere verme morir con palma.

Bart.1

Pues yo te juro que es patarata querer venirnos con añagazas, porque ante tales tracamundanas nunca lian cedido los de mi raza.

Marib.

Si me quieres no temo nada.

Bart. ¿Que si te quiero?

mas que á mi alma! quédeme bizco viendo tu cara, y por mirarte por la ventana salió tu madre, que me esperaba, y me hizo tuerto de una pedrada. Marib . De tu imagen

nunca se aparta. Cuando el sol sale por las mañanas engalanado de ópalo y gualda, céfiro leve jjg que en luz se baña lleva mis besos á tu morada. Cuando las flores brotan lozanas y de sus hojas aroma exhalan, cada perfume que al aire vaga, suspiros mios lleva en sus alas, y fuentes, flores, pájaros y auras todos me dicen: ten esperanza, quiere á Bartolo como él te ama! M. Nic. (¡Ole, salero,

viva la gracia!) Bart. Cuando los grillos

de noche cantan y al nido vuelven las cucarachas, cuando los perros al aire ladran

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y los mosquitos

tocan llamada,

cuando en el charco*

cantan las ranas

y en la cocina

maya la gata,

se me figura

que á me llaman,

y que me dicen:

á Mariblanca,

,

quiérela, quiérela,

llámala, llámala,

búscala, búscala,

ámala, ámala!

Marib.

eres mi vida, mi esperanza, y pues me quieres con vida y alma todo en el mundo me importa nada.

M. Nic.

¡Toma lorito,

Saca la pata! (Se retira de la

ventana.

MARIB.

Ruido ha sonado.

Bart.

iQuiá!

CORN.

(Dentro.) Mariblanca!

Marib.

Huye!

Bart.

Por dónde?

Marib.

Por la ventana.

Bart.

No, que me puedo romper el alma.

Marib.

Corre á la puerta.

M. Nic.

Abre, muchacba!

Mar ib.

A y Dios, mi padre!

Bart.

La cosa marcha.

Marib.

Métete ahí dentro y echo la tranca.

(Señalándole la puerta derecha.)

Bart.„

Adiós, pichona!

(¡VTaese Nicolás aparece otra vez en 1

a ventana

Marib.

Adiós, mi alma! Ama y espera!

Bart.

Cristo nos valga!

17

Marib.

¡Fe!

Bart.

Consecuencia!

Marib.

Valor!

Bart.

Constancia!

Marib.

Virtud!

Bart.

Firmeza!

Marib.

Amor!

M. Nic.

fi,

icomodado.) Naranjas!

(m

ariblanea abre la puerta del foro.)

ESCENA Vi.

["MARIBLANCA, MAESE NICOLÁS, después LA TÍA CORNELIA.

M. Nic. Hija de mi corazón,

lo he visto. Marib. Qué ha visto, padre?

M. Nic. Cuando digo que lo he visto,

creo que digo bastante,

y por si acaso la tranca

de la puerta no bastase,

mientras se pasa la noche

bueno será echar la llave. Marib. ¿Qué llave? M. Nic. ' La del pajar.

Esta.

(Eclia la llave de la puerta per donde entró Bartolo.

Marib. (Áy de mí, que lo sabe! j

Pero, padre, ahí encerrado

va á morirse. M. Nic. Disparate.

Marib. Pero... M. Nic. No tengas cuidado,

el pajar está abundante,

yo que conozco á Bartolo

que no se mucre de hambre. Marib. ¡Ay de mi! perdida soy. M. Nic. ¿Qué le digo yo á tu madre

si me pregunta? Marib. Por Di°s

le ruego que no me mate

de pena; calle falta.

18

M . Nic.

¡Ah! conque quieres que calle?

Bueno, niña, callaré,

mas si acaso me mandase

como antes que saque el gato,

sacaré á Bartolo.

Marib.

¡Diantre!

M. Nic.

Yo porque no haya jarana,

seré capaz de cailarmc

aunque vea que la casa

se está quemando.

CORN.

(Saliendo, á Maiiblanca.) All! Infame!

¿Qué haces que no me respondes

y me obligas á salir?

en siendo hora de dormir

todas las noches te escondes!

Á la cama! y tú! marchad!

(A Maese Nicolás.)

M. Nic.

Vamos andando.

iMaRIÍí.

(¡Qué apuro!)

¿Dónde lias estado? seguro

que en la taberna

M. Nic.

Es verdad.

CORN.

Borracho! mas te valiera

hacer lo que yo no debo...

M. Nic.

Borradlo yo! y solo bebo

unos diez jarros al día.

Corn.

¿Diez? y estás á troche y moche

bebiendo jarros sin tiento?

M. Nic.

Bien, mujer, es que no cuento

los que bebo por la noche.

CORN.

Así el tiempo se le pasa.

M. Nic.

Pero mujer, qué he de hacer?

CORN.

Así vives sin saber

lo que sucede en tu casa!

Esla rapaza sin seso

quiere á Bartolo.

M. Nic.

Ya.

CORN.

Estamos?

Pregúntale tú.

M. Nic.

(Calmoso.) Sepamos,

niña, qué dices á eso?

Marib.

¿Yo? que ya no puedo mas.

19

y que aunque peque en descaro

voy á hablar claro, muy claro

de una vez. Corn. Y qué dirás!

Aiabib. Diré aunque ucé no me crea

que estoy por él en un potro,

y que con él ó con otro

quiero casar pronto; ea!

(Maese Nicolás da un salto.)

Corn. Esto no puede aguantarse;

la oyes y no das un salto?

habíale alto! M. Nic. ¿Qué?

Corn. ¡Muy alto!

(Subiéndose sobre una silla.)

M. Nic. ¿Cómo se entiende, casarse!

Corn. ¡Y cou un tuerto!

M. Nic. ¡Es muy cierto!

Marib. ¿Y qué importa?

M. Nig. ¿A ver, á ver?

Cómo te puede querer

ese picaro, si es tuerto?

Consentirlo no podemos,

y no lo hemos de sufrir

porque... (Transición ) vamos á dormir,

(Bajando de la silla.)

mañana continuaremos. Corn. Ay, si usarcé otro hombre fuera! Marib. Pero si ciego me ama... Corn. Basta, basta ya! ¡Á la cama

y no tengamos quimera! Marib. Métame ucé en un retablo! Corn. Silencio! M . Nic. Chist!

Corn. Yámonos.

¡Maldita! permita Dios

que le cases con el diablo!

(Queda la escena á escuras. Satanás cae por la chi- menea.)

20

ESCENA Vil

SATANÁS.

(Hablado. ) Buena's noches.

MÚSICA.

Sat. Pues que á llamarme se atreve

la humana voz, aquí me meto que llueve, aquí planto el pabellón.

Espíritus infernales dejadme hacer, hoy tardaré en ir á casa, no me esperéis á comer .

Voces. (Dentro.) Satanás,

dónde estás? mira bien por dónde vas!

Sat. No tengáis cuidado,

soy mayor de edad. Coro. (Dentro.) Satanás.

no te dejes

engañar.

SAT. (Viendo la estampade la Virgen y dando un salto.)

¡Uy! con estas cosas no contaba yo, me voy rúas que á paso, no puedo aquí estar. MAniB.(¡jantro.)Ay, suspiros del pecho

volad, volad! Sat. Hola! bola! bola! (Alegre.)

Voces. (Dentro.) Já! já! já! já! já! Marib. (Dentro.) ¡Ay, penitas del alma, salid, salid! que si vivís conmigo

21

voy á morir. Sat. Esto me va gustando,

voy á quedarme aquí

Mauib. ¡Ay, ay! (Triste.)

Sat. ¡Ay, ay! (Pibaresco.)

Voces. (Dentro.) ¡J¡! ¡ji! ¡ji! ¡ji! ¡ji!

HABLADO.

Me llaman, y por marido me desean, pésia-tal, según poco he oido; pues no me parece mal, y aquí estoy porque he venido. Me alegro; así como así me aburro entre las paredes del infierno, pésia-mí! y les aseguro á ustedes que no se está bien allí. Nadie me querrá creer aseguro que á cachetes querían entrar ayer; en fin, tuve que poner en la puerta: No hay billetes. De hechiceros y juglares tengo las calderas llenas, y entran á darme pesares los usureros á pares y las suegras á docenas. Yo que en el antro profundo no estaba ya muy contento, dije: ¡abur! y en un segundo tendí las alas al viento y dije: mió es el mundo! Ello al fin tiene que ser, y pues que de veras hablo todo consiste en querer; nunca falta una mujer que se quiera dar al diablo.

Q9

ESCENA VIII.

SATANÁS, MAR1BLANCA.

MARIB. (Andando á tientas.)

Ya todos se habrán dormido; voy sin ruido á ver si logro quitarle á padre la llave para sacar á Bartolo. Sat. ¡Qué pronto al reclamo acuden! mujer huelo.

(Anda á tientas y pasa junto á la puerta del pajar.)

Marib. Si no pongo

cuidado, riña me espera. Sat. Será la que hace muy poco

Cantaba... ¡Cllist! (Llamando.)

Marib. Ya me llama.

Responderé. ¡Chisl! Sat. (¡Qué oigo!)

Marib. Ten paciencia, mono mió!

SAT . (Muy alegre.)

(Uy! que me ha llamado mono! Ahora comprendo que á veces los linmbres se vuelvan locos.) Marib. ¿Estás cansado, pichón?

S.AT. (Uy! pichón!) (Restregándose las manos.)

Marib. Aguarda un poco.

Voy á abrirte. Sat. (Retrocediendo asustado.) (¿Corno á abrirme?) Marib. Mas no tengas prisa, bobo;

antes voy á ver si puedo

con la tranca...

Sat. (Retrocede dando un salto.)

(Qué?) Marib. Si logro...

Sat. (¿A que me atiza un trancazo? Probaré á ver si la cojo...)

MARIB. Ya estoy aquí. (Acercándose á él á tientas.)

Sat. (Cogiéndole la mano.) Bien venida.

MARIB. Ay! (Asustada y queriendo desasirse.)

Sat. ¡Silencio!

95

Marib.

Ay! ay! Socorro!

Por Dios!

Sat.

(La suelta y da un salto al oír el nombre de Oíos.)

(Si dice ese nombre

otra vez, le arranco el moño.)

Oye!

Marib.

¡Ay de mí!

Sat.

Calla, tonta.

Marib.

Quién sois?

Sat.

Calla! baja el tono.

Marib.

Quién sois?

Sat.

(Y cómo le digo

á esta que soy el demonio?)

Marib.

No me matéis.

Sat.

¿Yo matarte?

No tal, mi dulce tesoro,

¿has escuchado mi voz?

Mar b.

No señor; salí tan solo...

Sat.

Para abrir...

Marib.

Ali, lo sabéis?

entonces lo diré todo.

Á Bartolo abrir queria

la puerta.

S\t.

(Hola! hay un Bartolo?)

Déjale y óyeme á

que á verte vengo, y tesoros

puedo ofrecerte si quieres

quererme cual yo te adoro.

Mauib.

¿Qué estáis diciendo á tal hora,

y quién sois que de tal modo

os entráis por estos puertas

sin saber cuándo ni cómo?

Sat.

Yo soy don Diego Pompillo

Santiponce del Corcobo,

caballero toledano

dueño de inmensos tesoros,

que quiere casar contigo

y darte el oro y el moro.

Marib.

Jesús!

Sat.

(Saltando y furioso.) ¡Cuerno!

Marib,

¿Qué os suce

Sat.

Nada, que estoy temeroso,

24

y el corazón me da salios

cuando me miro en tus ojos. Marib. ;Cómo relucen los vuestros! Sat. Mas relucirá este corto

presente que hacerle quiero

como via de espisodio.

(Dándole un collar.)

Marib . ¡Un collar! y cómo brilla

aun siendo de noche y todo!

brillantes son? Sat. De los finos.

Marib. Y topacios? Sat. De los gordos.

Marib. Rico sois? Sat. Cual hermosa.

Quiéreme. Marib. Bajad ira poco

la voz, que puede mi madre

despertar. Su-. Qué es lo que oigo?

tienes madre? Marib. señor.

Sat. (Es decir que si la tomo

por esposa, tendré suegra?

Suegra yo? yo, que hago acopio

de ellas para hacer carbón!

antes me saquen los ojos.) Marir. Os habéis quedado mudo? Sat. (Estoy resuello; la robo

y me la llevo á cien leguas.

Yo con suegra!) Marib. Hablad.

Sat. Tu rostro

tiene un aroma que embriaga tan de prisa y de tal modo, que juróte que me tienes entre Piulo y Valdemoro. ¡Ay!

Marib. En cambio vuestro aliento

huele á azufre y causa enojo. Dejad que á Bartolo diga...

Sau. Déjate cslar de Bartolos,

25

yo soy quien reina en lu pedio.

Marib.

Vamonos poquito á poco.

Sat.

En casándole conmigo

tendrás á espuertas el oro,

y hemos de liacer una boda

de doscientos mil demonios.

Makib.

Mas yo á Bartolillo quiero.

Sat.

Podrás olvidarle pronto.

Dale pronto ventanazo

y casémonos nosotros .

Marib.

No.

Sat.

(Abrazándola.) Te lo ruegO.

Marib.

Soltadmc.

Téugoos miedo.

Sat..

Cómo, cómo?

Los brazos dame.

Maiub.

Es pecado.

Sat.

Mejor para mí.

Map.ib.

Sois loco.

jM. Nic.

(neutro.) Quién anda por la cocina!

Marib.

Mi padre despierta.

Sat.

Todo

me. importa nada en tal noche.

Marib.

¡Ah! soltad!

(Se suela y comienzan á buscarse á lien lis.)

Corn.

(Dentro.) ¿Quién anda en casa?

Maiub.

¡Ay, dejadme!

Sat.

No.

Marib.

¡Estáis loco!

Sat.

¡Te pescaré!

Marib.

¡Que me pescan!

Sat.

¡Ven á mis brazos!

Marib.

¡Socorro!

Sat.

¡Ah, picardía!

(Sale Maese Nicolás en calzoncillos y con una trama en la mano. Satanás, que anda con los brazos abierlos, le da el abrazo al decir «Ah pieaiilla!» Sale la tia Cornelia con una luz. Satanás da un grito y se se- para de .Maese Nicolás. La tia Cornelia deja caer lo luz asustada y la escena vuelve á quedar á oscuras.)

SAT. (Viendo á Maese Nieblas.) ¡Uf!

CORN. (Viendo á Satanás.) ¡Ay!

2C

Cop.n. ¡Aquí, vecinos!

Sat. (Ya oigo

la voz de mi suegra en ciernes!)

M. NlC. ¡Quién Va! (Da un palo á la tia Cornelia.)

Corn. ¡Ay! ay!

M. Nic. (Demonio,

á que me lie quedado viudo?) Corn. Al ladrón! ¡Qué es lo que toco!

(Cogiendo á Satanás por el rabo.)

Sat. Suelta, vieja condenada.

(Le hace dar vueltas y le arranca el labo.)

¡Hiiiiiii! ¡Otro talla!

(Salta por la ventana dando un grao alarido: al mis- mo tiempo debe sonar un gran tmeno é ilumi- narse de luz rojiza el exterior.)

M. Nic. ¡Socorro!

ESCENA IX.

CORNELIA, MARJBLAN'CA, MCOLÁS, CORO. MUSSCA.

ALDEANAS. (Entran corriendo mirando hacia atrás.)

¡Ay! vecina de mi vida,

válgame Dios! ¡Ay! qué noche tan horrible, ¡qué horror! ¡qué horror!

ALDEANOS. (Entrando lo mismo.)

Ay, vecino, yo estoy muerto,

válgame Dios, yo no lo que me pasa, qué horror, qué horror! Viej\s. (id , id.) ¡Ay! Dios de mi vida,

ay, Dios, ay, Dios. Muerta vengo de miedo, qué horror, qué horror. Niños, (id.) Madre, madre, madre,

madre, por Dios,

que viene el coco

buscándonos.

Todos. ¡Ay! vecina de mi vida.

Ay, qué noche de terror! M. Nic. Aquí en este momento

vino un ladrón. Corn. Pero un ladrón con rabo!

Todos. Qué horror! qué horror!

M. Nil. Mas qué tenéis vosotros?

¿qué pasa? pronto hablad. Coro. Que hay duendes por el pueblo

que vienen y van y pasan y repasan y vuelven á pasar; Tocan solas las campanas

¡dan! ¡dan! Suenan golpes y golpazos

¡pan! ¡pan! Silba el aire en las ventanas

¡siiin siiin! Se oyen fuertes martillazos ¡pin pin!

RART. (Asomando por el agujero de la puerta.)

Yo no qué es lo que pasa pero no me hace tilin, si me pillan escondido va á ser la de San Quintín! Coro. Tocan solas las campanas

¡dan! ¡dan! Suenan golpes y porrazos

¡pan! ¡pan! Silba el viento en las ventanas

¡síiín siiin! Se oyen fuertes martillazos

¡pim! ¡pim!

VOZ. (Por la chimenea.) ¡ÜÚÚÚÚÚ!

CORO. (Todo9 dan un gian salto.)

Ay ¡yo me muero! Voz. ¡Uúúúú!

Coro. (id. id) ¡Ay, triste de mí!

Huyamos de aquí.

huyamos de aquí! (Se ocuiu )

(Se van poco á poco al compás de la música mirando á todos lado*. Tíntran por la puerta de la izquierda-

28

Durante todo este coro debe reinar gran espanto en todas las personas que hay en la escena. Estudíese.)

ESCENA X.

Suenan alJabonazos á la pueita.

Sat. (Dentro.) ¡Ah de casa!

(Aparece en la ventana.) AllOra Veremos;

veinte diablos disfrazados de escuderos bien armados traigo; vieja vil, luchemos! Sin ser aun suegra de veras ya contra te lanzaste y la cola me arrancaste! qué barias pues si lo fueras?

(Suenan allabonazos.)

No habrá contra mis legiones poderes que te protejan.

¡Abrid! (Llama.)

ESCENA XI.

SATANÁS, MAESIi NICOLÁS.

M. Nic. (Salieni. .) ¿Á que no me dejan

que me ponga los calzones?

¡Ay! Voy! Sat. Dadme entrada franca!

M.Nic. Pasad.

(Abre la puerta. Entra Satanás con capa. Ouédanse á la puerta varios escuderos que traen una litera.)

Sat. Sois vos por ventura

(Van saliendo Mariblanca, Cornelia y Coro.)

padre de una criatura que se llama Mariblanca?

(Bartolo vuelve a asomar por el agujero de la puerta.)

M. Nic. á fé, y aquí la tenéis. Sat. Urden de llevarla tengo

lejos üe aquí, y á eso vpngo.

29

CORN.

Sat.

Todos. Sat.

Qué decis?

Que me la deis. El rey lo manda.

(Descubriéndose.) ¡El rey!

Sí.

Casarla quiere en Enero con un noble caballero. ¡Cielos!

¡Hola!

Hi! hi,hi,hi! Vamos, niña!

Ay, que se va! se la llevan. Una Ald. No apurarse,

señora, que va á casarse! Ay, quién se fuera!

¡Ojalá! ¡Te vas!

Y cuánto lo siento! qué dolor y qué amargura! nunca sufrí tal tortura! (Llorando.)

(Transición.)

¿Con que Vamos? Satanás.)

Al momento.

No ves nuestro desconsuelo? Maese Nicolás.)

no lloras? se va á marebar! M. Nic. Mujer, cómo be de llorar

si no leugo aquí el pañuelo? Corn. ¡Adiós! M. Nic. ¡Adiós!

Bart. Se la lleva!

(ün aldjano le da un pañuelo á Maese Nicolás.) ]

M. Nic. (ap. á Cornelia. ) Este forastero tiene un aspecto...

Nos conviene indagar...

(Cornelia, Nicolás y el coro van á acercarse á la puerta por donde está saliendo Satanás con Mari- blanca. Satanás se vuelve ile pronto y grita, hacien- do un gesto diabólico y extendiendo un dedo.)

¡Nadie se mueva!

(Al mismo tiempo suena un gran trueno.)

Marib.

Coro.

Bart.

Sat.

Corn.

Otra. Todas. Corn. Marib.

Sat.

Corn

Corn.

San.

MÚSICA.

¡Se Va! (Llorando

•)

¡Se va! (id.)

¡Se va! (id.)

¡Se va!! (id.)

¡Se fué!

¡Se fué!

¡Se fué!

¡Se fué!!

50

TODOS ¡Ayvü (Chillido general: Bajan todos al prosceni

M. Nic. (¡Uf, misterio hay aquí!)

Corn. (¡Qué noche, qué confusión!)

Sat. El rey lo manda, ¡chilon! (Se va.)

M. Nic. Feliz viaje. Bart. ¡Hi! hi! hi! hi!

CORN.

M. Nic. Bart.

Coro.

CORN.

N. Nic.

Bart.

Coro.

(La escena debe estar muy oscura Por la ventana del fondo se ve a la comitiva que sa va alejando po- co á poco. Satanás va al lado de la litera, dinde se supone que va encerrada IMariblanco ; la litera y el acompañamiento deben verse subir por el monte, hasta el fin del acto, siempre alejándose, y deben ir alumbrados por luces encarnadas.)

Corn. Mírala!

M. Nic. Mírala!

Coro. (Unos á otros.) Mírala! Mírala! Corn. Aun se ve!

M. Nic. Aun se ve!

Bart. Aun se ve!

Coro. Aun se ve!

Sat. (De lejos) ¡Suegra del demonio, fastidíate!

Coro. (Lejos.) ¡Viva Mariblanca,

viva feliz,

á casarse va

la niña gentil! Corn. A y, que se la llevan,

ay, triste de mí!

Corto. Ay, que se la llevan,

ay, madre infeliz! Bart. Ni en catorce meses

salgo yo de aquí.

CORO DE VIEJAS. hi! lli! bi! (Llorando.)

Coro de mños. Hi! hi! hi! hi! Todos. Hi! hi! hi! hi!

M. NlC. Señor, Velad por ella, (Arrodillándose.)

que sea muy feliz! Coro. Señor, velad por ella (Arrodillándose.)

que sea muy feliz!

CORO. (Eo lontananza.)

Viva Mariblanca, viva feliz, á casarse va la niña gentil!

(Quedan los aldeanos llorando, todos a un lado arrodillados y con las manos extendidas hacia la ven- lana. La comitiva del fondo se ve ya muy lejos y las voces se oyen ya muy poco. Cuadro.)

FIN DEL ACTO PRIMERO.

ACTO SEGUNDO-

Un mesón. En el foro dos arcos grandes de entrada. A la izquierda escalera que conduce á un corredor que hay encima, practicable, con varias puertas, practicables también. A la derecha en primer tér- mino una puerta, enfrente otra. Al levantarse el le- ían, aparece Satanás encima de un tonel con una co- pa en la mano. Mariblanca estará sentada á sus pies. Á ambos lados, formando círculo y grupos, varios estudiantes que tocan guitarras ó panderas. Arrieros, mozas, aldeanos, etc. En medio dol círculo arrieros y lugareños bailando. En el corredor pasajeros y aldeanos viendo el baile asomados á la barandilla.

ESCENA PRIMERA.

SATANÁS, MARIBLANCA, MESONERO, UN ESTUDIANTE, CORO. MÚSICA.

Sat. Basta ya de jaleo,

basta ya de danza,

echemos unas coplas

de rompe y rasga. Est. Tieue razón,

echemos una copla y arda el mesón!

04

Coro. ¡Sangre vivita vivita,

sangre vivita la quiero, porque la sangre vivita tiene sandunga y salero! ¡Á la jota jota de los cascabeles, dime con quien andas te diré quién eres. S*t. El demonio son los hombres

dicen todas las mujeres, y luego están deseando que el demonio se las lleve. Á la jota jota de las niñas guapas, que son todas ellas diablitos con faldas. Coro . A la jota jota de los cascabeles,

dime con quién andas te diré quién eres.

HABLADO.

Sat. Fratres, ego sian conlentis

del cantonan guitarribis,

sois unos mozum guaporurn

dignus de echar otrum trimquim,

y si en ocasionen maguan

necesitareis de miquis,

contad conmigo y mi cumquibus,

apreciadles gurruminis. Todos. ¡Viva! Sat . Tocaíi soled,

pero antes á venite,

y escuchabii la leccionem

de la ciencia del busilis.

(Forman cirro alrededor ÓV Satanás.)

El mundo es un pandemónium

donde hay mucha picar ditis,

y para hacer ntgociorum

no hay que andar con tiqais-miquis,

Si ansiáis conquistaren} fama

de honrados y de benditis,

fingios siempre unos leus,

pero sed siempre unos pillis.

Si queréis levantar casa,

55

rezad rosarios y kiries,

y entre salve y pater-noster

agarrabit al vecinin.

Para ser sabios de moda,

barbarizatem de firme,

que el que mas se quede in albis

os dirá que sois Merlines.

Cuando tengáis piscolavis,

sed cortesanis amices,

para vosotros la carne,

paro el huésped adoquines.

Con los pobres paso largo,

con el que paga, servilis,

para el acreedor, sopapi,

para la suegra, estrignini.

Esta es la grande receta

y en usarla está el busilis,

y así viven muchos hombres

que se ignora de qué viven;

el que quiera que lo pruebe,

y el que no que se fastidie:

atrapabis quibis cobis,

esto se ha acabado: dixit. Est. Dómine, salutem plúrimuml

buenas Lardes! Sat. Divertirse.

Est. Vamos á dormir la siesta, los damas.)

y en cuanto el sol se descuide

le cogeremos la vuelta

para llegar á Belchite. (se marcha».) Mes. Mala teja os caiga encima,

embaucaores, belitres! Sat. Mesouero! Mes. Qué se ofrece?

Sat. Qué hay de comer? Mes. Miá qué cliiste!

Aquí hay de loo. Sat. Me alegro.

Tráiganos unas perdices. Mes. Perdices no hay. Sat. Pues entonces,

si hay liebre, venga.

5tí

Mes. Oué ice

su mercé? liebre? es bocado

muy deseao pa serviie. Sat . Traiga, pues, unas sardinas

sin tardar nada. Mes. Pues mire,

tampoco hay sardinas. Sat. Hombre,

á ver si un pollo nos sirve. Mes. Señor, si tampoco hay pollos! Sat. Por mi nombre, no me irrite;

haga una tortilla pronto. Mes. Tortilla? ya! ya! qué chiste!

si no hay gallinas que pongan,

cómo ha de haber... Sat. Pues no tuce

que hay de todo? Mes. Sí, señor;

menos de lo que ucé pide

hay de too! Sat. Noramala

para el mesón! vaya y pique

unas migas. Mes. Voy corriendo.

(Se va muy despacio. Vuelve.)

Pero si ucé me premite,

le iré .. Sat. Qué?

Mes. Que no hay pan!

Sat. Pues idos de aquí, belitre!

(El Mesonero se va y vuelve.)

Mes. Si usarcé quiere lentejas... Sat. Yo lentejas? quiere irse?

(El Mesonero se va y vuelve.)

Mes. Ah! también hay cañamones!

SAT. Por Vida de!... (Cogiendo una silla para pegullo

Mes. No se enrite!

Qué diablos querrá comer esta gente? ¡Vaya un chiste!

(Se va por el corredor.)

OJ

ESCENA III.

SATANÁS, MARIBLANCA.

Marib. Ya solos y sin testigos

quisiera hablaros muy franca. Sat . No te alteres, Mariblanca,

seamos buenos amigos. Marib. Galán falso y embustero,

zurcidor de mil querellas,

decid, ladrón de doncellas,

falso amante forastero,

juzgáis que es de buena ley

tenerme con vos reclusa

y escudaros con la excusa

de que os lo ha mandado el rey?

Ay, por vos sin calma vivo,

que os di la calma del alma. Sat. ¡Ah! ¿tú me has dado tu calma?

bueno, pues te haré un recibo. Marib. ¿Os burláis? qué bien me está

por haber de vos fiado. Sat. Mira, ven aquí á mi lado

y hablemos de... Marib. ¡Quite allá!

(Satanás da una vuelta por la escena mirando á todo kdos, y viene hacia Manblanca para decirle en voz baja y foliándole un btso.)

Sat. ¡Uy! monona! Marib. (¡Y hay quien sufre

tales extremos!) Dejadme.

(Satanás va á darle un abrazo, pero Mariblanca se agacha y escapa por un lado )

Sat. ;Uy! ¡uy! ¡uy!

Marib . Aquí, amparadme!

SAT. Calla. (Acercándose á ella.)

Marib. ¡Uf! apestáis á azufre!

Sat. (¡Por vida del tal olor

que me está comprometiendo!)

Mariblanca, estás haciendo

que se encienda mi furor.

38

¿No le basta que me rinda

de tu belleza al encanto?

¿por qué ba de anublarse tanto

una cara que es tan linda?

Óyeme, mal que te cuadre;

si te saqué de tu hogar

fué solo por evitar

ser comido de tu madre;

porque es tal tu madre fiera,

que al hombre á quien rabia tome,

te digo que se lo come

sin avisarle siquiera.

Lo que es yo procuraré

huir de ella, que no soy tonto,

y ojalá se muera pronto!

MARIB. ¿Porqué? (Asustada y enojada.)

Sat . Yo me por qué.

Marib. Mas con sacarme de casa, qué ventajas me brindáis? Sat. Adorarte, y aincla mais darte ventura no escasa. ¿Qué puedes desear que yo no pueda ofrecerte? en mi mano está tu suerte y te lo voy á probar. Queriendo á Bartolo el tuerto .. Marib. Ay, tuerto del alma mia! Sat. Tu suerte eterna seria vivir pobre; ¿es cierto? Marib. Cierto.

Sat. Pues bien, queriéndome á vivirás mejor que abora, lo mismo que una señora. Marib. ¿Cómo una señora? Sat. Sí.

Y en prueba de ello, al momento ve á vestirte un rico traje del imperial equipaje que tienes en tu aposento. Marib. Es de veras? (Muy contenta.) Sat. Cosa es esa

que verás pronto cumplida.

59

Marib. Y podré salir vestida...

Sat. Lo mismo que una princesa.

Marib. Jesús!

Sat. (.Saltan-io.) ¡Dale! (Es terquedad

tanto nombrar...) Marib. Qué os ha dado?

Sat. Nada, que esloy... trastornado.

Marib. El diablo sois! (cariñosa.) Sat. (Es verdad.)

Marib. Á ver si mentís me apresto.

Sat. ¡Agur! (De esta vez le atrapo.)

Marib. Es muy galán, y muy guapo.

Sat. ¡Qué vuelvas presto! Marib. ¡Muy presto! ( váse.

ESCENA IV.

Qué silba me v;m á dar

en cuanto vuelva al infierno!

pero si estoy confundido,

si esa chica tiene un gesto

y una gracia y un... ¡ay! vamos,

yo no lo que me pesco.

Voy, entre tanto se viste,

á ver si á mis escuderos

vulgo diablos, de aquí saco,

que harán falta eu el Averno.

ESCENA V.

La TU CORNELIA, MAESE NICOLÁS, BARTOLO.

Aparecen en el foro la tía Comolia y Maese Nicolás montad >s en un borrico, y Bartolo llevando el ronzal.

Bart. ¡Sóoooo!

M. Nic. Vamos bajando.

Bart. ¡Sóoooo!

Corn. ¡Bajo pronto!

M. Nic. Ya voy.

Corn. ¡Vivo!

40

Bart.

Por vida de! yo no puedo

ni moverme.

H. Nic.

Y yo lo mismo.

Bart.

Pues su mercé iba montado,

pero yo que á pie he venido-

desde el lugar hasta aquí...

Ay! (Se sienta.)

M. Nic.

Descansemos. (se sienta.)

€ORN.

Marido,

eres un alma de cántaro.

M. Nie.

Ya lo sé.

CORX.

Lo sabes':' Digo!

M. Nic.

Me lo has dicho tantas veces

que al cabo me he convencido

CORN.

¡lístaos con esa calma!

M.Nrc.

Pero si estamos reudidosl

CORN.

Mesonerooo! Mesoneroo!

ESCENA VI.

DICHOS, el MESONERO.

Mes. Qué ocurre! vaya unos gritosf

Corn. Dígame.

Mes. Qué he de decirle.

M.Nic. (Le va á morder.)

Corn. Necesito

un aposento capaz

para y este marido

que Dios me dio. Mes. Aquí hay uno

que SOn (IOS. (Señalando á la puerta iwj.uiei <i*. )

Corn. Cómo?

Mes. Eso mismo.

Son dos que están separaos

por aquella puerta. Corn. Digo

que sois hombre que lo entiende,

Ahora dígame, no ha visto

pasar por aquí una niña

con un caballero rico? Mes. Un caballero?

41

tal;

CORN.

Un caballero vestido

ricamente.

Mes.

Con bigote?

Corn.

Sí.

Mes.

Con gorra de cintillo?

CüRN.

Sí, sí.

Mes.

Con un ferreruelo

CORN.

Justo.

Mes.

Con gola?

Corn.

Eso misino.

Mes.

¿Y con capa?

Corn.

Sí.

M ES.

Y espuelas?

Corn.

señor.

Mes.

Pues no le he vistO. (Marchándose.)

Corn.

¡Mastuerzo!

Mes.

¡No poner moles!

Corn.

Insolente, qué ha creído?

Maese Nicuiás.J Y callas cuando ves

que á se atreven?

M. Nic.

Yo...

Corn.

Vivo.

Dile algo.

M. Nic.

Yo?

CnRN.

Pero pronto.

M. Nic.

(ai mesonero.) Traígase un jarro de vino.

Corn.

Jesús, Jesús y que hombre!

M. Nic.

¿He dicho algo?

Corn.

Oíd.

Bart.

Oímos.

Corn.

Vamos á ver si logramos

atar cabos; me has dicho (A Batiólo.)

que encerrado en el pajar

oiste lo que le dijo

el forastero á la niña,

y afirmas que él se ha fingido

servidor del rey, tan solo

por llevársela.

Bart.

Fso mismo.

Corn.

Nicolás.) dices que el forastero

te parece hombre dañino,

42

y observas que al presentarse en el pueblo armó aquel ruido que hacia temblar las casas y que espantó á los vecinos.

M. Nic. Cabal.

Corn. Sigamos atando

nuestros cabos; bien, yo afirmo que arranqué un rabo en la gresca y ahora pregunto y digo, de quién era el rabo?

M. Nic. Justo,

de quién era el rabo? dilo. Barido.)

Bart. Á ver de quién era el rabo? acolas)

Coun. Eso es lo que no me explico. Mas no debemos parar basta dar con el maldito ladrón de la chica.

Bart. Es claro!

Corn. Y hay que encontrarle.

M. Nic. ¡Eso mismo!

Corn. ¡Y muy pronto!

Baí.t. ¡Justamente!

Corn. ¡Y ello ha de ser!

H. Nic. ¡Cabalito!

Corn. Habla mas bajo. ,

M. Nic. Eh?

Corn. Mas bajo!

(Maese Nicolás se sienta en el suelo.)

M. Nic. Estoy conforme en el dicho. Bart. Y en hallando á Mariblanca

viene el cura y los testigos

y nos casan, ¿no es verdad? Corn. Ah tonto, le lo has creído?

no tendrías la culpa. Bart. ¿Qué? Corn. Si te lo prometimos

fué para que nos contaras

lo que había sucedido

y sirvieras de compaña

en este viaje, hijo mió,

pero casarte con ella?

están verdes!

Bart. San Cirilo!

Aliora me sale con eso

después de haberme traído

á pie mas de quince leguas?

la voy á malar. (Crg-ienrio una silla.) Corn. Marido,

que quiere matarme.

(Se pone detrás de Nicolás )

M. Nic. ¿Qué?

Bart. Vieja roñosa!

(Queriendo acercarse á ella. Cornelia se excuda con Maese Nicolás)

Corn. ¡Ay!

Bart. Maldito

sea tu nombre!

CORN. DeleDle! Macse Nicolás.)

M. Nic. Bartolo.) (Mira, sabes lo que digo?

que esas cosas hay que hacerlas

sin decirlas ni dar gritos.) Bart. ¡Pues no tenga ucé cuidado! M. Nic. Ea, ya lo he convencido. Cornelia.) Bart. Mesonero!

MES. (Asomando por una puerta y bruscamente.)

¡Qué hay! Bart. Un cuarto

para SOlo. (El Mesonero se retira.)

M. Nic. (ai Mesonero.) ¡V el vino! Bart. Desde ahora no les conozco;

hasta nunca! necesito

que me el aire, entre tanto

que arreglan el cuarto. M. Nic Hijo,

no te incomodes. Corn. Silencio!

Quédate aquí, mientras miro

si hay quien sepa si han pasado

por aquí. M. Nic. . Bien!

Corn. ¡Y ojo al Cristo!

M. Nic. Bien. (¿Será verdaJ que hay viudos

en el mundo?)

MES. (Trayendo un jarro de vino.) Está SerVÍO ! (Se va.)

44 ESCENA VI.

MAESE NICOLÁS.

(ai jarro.) Amigo del alma mia! caro te vendes, por Dios; ya hacia lo menos dos horas que no te veía. Ay! eres tan necesario que sin no me acomodo; ven, recemos ante lodo el cotidiano rosario. Un traguito, por el alma

de lodos mis Conocidos, (Bebe.)

este otro, por los maridos que pueden vivir en calma. (Bebe. Este, porque me hagas hien. Este, porque no me empaches, y este porque me emborraches, per omnia sécula, amen.

MÚSICA.

Un borracho se murió y dejó en el testamento, que lo enterraran en viña para chupar los sarmientos. Así quiero yo que me entierren á mí, lejos de mi mujer y cerca de una vid: y muerlecito y todo

sabré trincar, y estar chupa que chupa

sin descansar. ¡Chupa, chupa y rechupa sin descansar!

__ 45 -

HABLADO.

Hombre, en qué consistirá

que en cuanto empiezo á beber

jo no lo que me da

que no me contener?

Ea, de aquí no me muevo...

Si mi mujer se enterara...

¡Y el caso es que en cuanto bebo

se me conoce en la cara! (Bebe no tra^o.)

Hombre, chismes de escribir?

(Reparando en un tintero que hay sobre la mesa.

voy á ver si es que me acuerdo... y á quien diré mi sentir? al compadre Blas Izquierdo.

(Bebe, v en seguida escribe.)

«Amigo Blas, he intentado

«poner mi mujer en venta t

»para comprar un caballo

«porque me tendrá mas cuenta.» l

Te la cederé barata

si la compras, como espero;

Mesón del Cisne de Plata

treinta y uno de febrero.

(Se levanta y anda tambaleándose.)

(Riéndose.) ¡Grrrrr! qué travieso que soy! sobre que me estoy gustando! (ídem.) Jí! jí! jí! jí!... ¡cómo estoy! Á dormir! ¡vamos andando!

ESCENA Yíí.

MAESE NICOLÁS, MAR1BLANCA.

Marib. Vuestros regalos he visto que pudieran fascinarme, pero á aborreceros vuelvo en no teniéndoos delante. Yo no que voz me grita

1 Copla popular.

46

que adore á Bartolo. M. Nic. Diantre!

Maríb. Cielos, mi padre! M. Nic. Hola, lióla!

Que me place, que me place! Map.ii?. Vos aquí? M. Nic. ¿Quién eres lú?

no te conozco. Marib. Ah, dejadme

que os pida perdón... (se arrodilla.) M. N'ic. Á mí?

Ego te absolvo. (Echándole una bendición.'

Marib. Expiicadme...

¿Vinisteis solo?

M. NlC. (Otra bendifion.) Ego...

Marib. Hablad,

decidme si...

M.Nic. (i.l.) \Orate fratesl

(Riendo ) Jí! jí! jí! jí! cómo estoy! Marib. Oh, qué angustia, oidme, padre! M. Nic. ¿Qué es eso de padre? Marib. Oídme...

M. Nic. me has tomado por fraile'.'

déjame en paz, criatura,

yo no soy padre de nadie!

ESCENA VIII.

DICHOS, BARTOLO.

Bart. ¡Por vida del mesonero!

¡Ese cuarto está vacante? (Gritando.) Marib. ¡Ah3 Bartolo! Bart. ¡Ay! Mariblanca.

Marib. ¡Cielos!... Bart. ¡Cielos!...

Marib. Dndme...

Bart. Dadme.

Marib. Fuerzas.... Bart. Fuerzas...

Marib. Para...

Bart. Para...

4/ MAR IB. ¡Ay! (Acercándose á una Hila.)

Bart. ¡Ay! (m., id.)

Marib. Muero!...

BaRT. (Cae desmayado.) ¡Aire!

Marib. (id.) ¡Aire!

M. NlC. (Mirando á Bartolo.)

Un desmayo! (id. á ella.) Dos desmayos! Oh! qué apuro!! (Transición.) Buenas tardes.

(Se va al foro.) BART. (Levantándose de pronto.)

Dime, dime, dime, dime,

dime, si ya te casaste... .Marib. Siempre soy tu Mar ¡blanca. II. Nic. ¡Calle! ¡calle! ¡calle! ¡calle! Bart. Dónde está el traidor aleve

que vino para robarte? Marib. Aquí eslá, presa me tiene,

suya soy; ven á sacarme. Bart. ¿Cómo? Marib. (Dudosa.) Cómo? Bart. (Ensistiendo.) Cómo!

M. NlC. (Empinando el jarro.) ¡Bebü!

Marib. ¡Inventa! quizás no tarde;

si sabe que estás aquí

muy lejos querrá llevarme. Bart. No sabes lo mas serio,

no sabes lo mas grave,

y es que tu madre ha llegado

y que me ha dicho tu madre

que no he de ser tu marido,

y que en vano es adorarte.

Piensa bien lo que te espera.

piensa bien que el caso es grave.

mira que alejarnos quieren,

mira que vas á quedarte

sin el oro y sin el moro,

sin el chico y sin el grande. M.Nic. Yaya, vaya, vaya, vaya

que se me estrecha el gaznate! Marib. ¿Y qué hacemos? habla pronto

di, qué hacemos? Bart. Dar al diantre

48

con tu madre y con el otro

antes de que aquí nos hallen.

Á ver si escapar podemos

sin que nos atisbe nadie,

y así evitas la paliza,

la paliza de tu madre. Marib. ¡Un disfraz! Bart. Disfraz dijiste?

brava idea! Marib. Hay que buscarle;

vestirme de hombre pudiera,

vestido tal vez no halle. Bart. Yo te buscaré el vestido

y en tu lugar pondré antes

un mozo cual ataviado

que pueda á semejarse,

en tanto que nos marchamos

del mesón. Marib. I'ero ello es grave.

Bart. Ante todo un cuarto es fuerza

encontrar. M. Nic. Jesús me ampare,

pues no está au dando el mesón? Bart. Mesonero! Marib. Va á ser tarde.

Bart. Mesonero! Mes. ¡Qué hay!

(Asamando por la puerta y muy incomodada- J

Bart. ¿Y el cuarto?

Mes. ¿El cuarto? honrar padre y madre! (Ser<

Bart. Así revientes, zopenco!

Mariis. Que hacemos en este trance?

Bart. ¡Ah! si tenemos aquí

á tu padre! Marib. Qué, mi padre...

Bart. Yo le llevaré á su cuarto,

que tiene, según dijo antes,

por un portón separados

dos aposentos iguales;

le quito jubón, gregüescos

y demás prendas bastantes;

te las doy, salgo, te v

- 49 -

entro, me entregas tu traje, le visto á él, que está borracho y que no podrá enterarse, y al menor descuido... abur! nos vamos y aquí se maten!

Marib. Ay, Dios, qué miedo me da.

Bart. No temas, ¡lih! venga y calle.

( A Maese Nicolás.) M. NlC. Qué es eso! (Acercándose y tambaleando.) BART. (Arrastrándole consigo.) Vamos! M. NlC (Incomodado.) Demonio!

Bart. Sígame sin rebelarse! M. Nic. ¿Á que te rompo la crisma, grandísimo badulaque?

BART. Mariblanca.)

Anda y espera en la puerta

del mesón que yo te llame. Marib. ¡Dios nos valga! (Marchándose.) Bart. Amen.

M. Nic. ¡Amen!

Bart. Que viene de mal talante

vuesa mujer. M. Nic. Mi chuleta?

huyamos! Bart. Siga delante.

ESCENA IX.

La TÍA CORNELIA, bajando por la escalera.

Nicolás, Bartolo! hijos, ya cosas importantes! Tengo noticias! salid, lograremos encontrarles! Aquí están, según me han dicho arriba unos estudiantes. Ah! No está aquí mi marido? Bien, no es cosa de esperarle, corramos, aquí es el cuarto según las señas; como halle al hidalgo colorado,

50 le salto un ojo: tunante!

(Entra en el cuarto de donde S'ilió Matiblanca.)

ESCENA X.

Ea, corramos, mi novia estará adornada ya y decidida por sin poderlo remediar. El oro es rey de la tierra. Llegad, mi vida, llegad,

(Llamando á la puerta por donde ha entrabo la tia Cornelia.)

que aquí os espero rendido, preciosísima beldad! Ven, ven, palomita mia! (Muy mimoso.) ven, mi cariñito!...

ESCENA XI.

SATANÁS, la TIA CORNELIA.

SAT. (Viendo á la tia Cornelia.) Al)!!

(Comienza á correr alrededor de la escena, y la lia Cornelia detrás de él.)

Corn. No escapareis, tunanton!

Sat. Detente!

Gorn. No escaparás!

Mal nacido! galeote!

embustero, lenguaraz,

falso, ruin, traidor, infame,

perverso, aleve, truhán,

embaucador, alma negra,

fementido, vil, audaz,

víbora, reptil. Sat . Caramba,

hasta de apellidos ya.

CORN. ¡HÜim! (Le arranca une oveja.)

Sat. Ay! ay! ay! mi oreja!

Corn. Tunante! la he de clavar

ol

en la pared!

Sat.

Poco á poco.

CORN.

Venga, venga ucé acá:

dónde está mi hija? ay, que voy

á matarte!

Sat.

Á mí?

CORN.

tal.

La tranquilidad robaste

á una familia, truhán;

responde sin dilación,

do está mi tranquilidad?

Sat.

Se me ha perdido.

CORN.

Malvado!

Sat.

Ea, me dejas en paz?

(Sintiendo dolor en !a oreja.)

Mira que puedo ¡ay! matarte,

y que puedes ¡ay! pagar

muy caros ¡ay! tus excesos

conmigo...

CORN.

Te he de arrancar...

Sat.

¿Qué mas quieres ya arrancarme?

E?o es una enfermedad,

cuidado con la mania.

Corn.

Dame á mi hija.

Sat.

No tal.

Corn.

(Haciéndole cruces con los dedos.)

Te juro por estas cruces...

Sat.

¡HÜmm! (Dando una vuelta completa furioso )

Corn.

Qué es eso! qué te da?

Te asustas de ver la cruz?

Jesús mil veces!

Sat.

¡Hiimm!

Corn.

(Asustada.) Ay!

Socorro!

Sat.

Hiimm!

Corn.

Ay! Socorro.

Vengan aquí!

52

ESCENA XIÍ.

¡Voto va! Que ya estoy hasta las astas de esa momia, y que he de armar una que sea sonada!

Cariblanca! (Entra en el cuarto de la derecha.

(Sale.) Aquí no está.

Me temo alguna emboscada, será preciso llamar... ¡Á media docenita de demonios! Fliki, Flá,

(Haciendo gestos cerno si conjurase los demonios. ]

Turris Burris Flikis. miquis! Preséntense!

ESCENA XIII.

SATANÁS, seis DEMONIOS, vestidos con capa } birrete.

Dem. i." Aquí están ya.

Sat. Mientras distraigo á la gente

que va á reunirse acá,

llevaos á los infiernos

á mi novia, que estará

en alguno de esos cuartos;

yo en tanto haré por lograr

que esa vieja condenada

se distraiga, y ojalá

que no descubra mi traza. Dem. 2.° ¡Ay, qué amelonado estás! Sat. ¡Insolente! Dem. i.° ¡Y el infierno

abandonado! Sat. Callad.

Dem. 2.° ¿Y no seria mejor

coger á la suegra? Sat. Cá!

En cuanto entre en el infierno,

55

no hay ya quien pueda parar. Losdems. ¡Hasta'luego!

(Suben al corredor y entran en los cuartos.)

Sat. ¡Ay, qué mareo!

necesito habilidad para salir del apuro,

V la tendré. (Entra en el cuarto de la derecha.)

ESCENA XIV.

BARTOLO, MARIBLANCA. BART. (Yendo al foro.) ChíSt! Acá! (Maiiblanca viene.)

Corre, ya está aquí el vestido. Aquí te puedo esperar. Ya he encerrado á tu padre en el cuarto ese de atrás, en este múdale pronto. Marib. Ay, qué apuros!

BART. Vuela ya! (VáseMurtblaiica.)

Ay, qué gusto, ay, ay, qué gusto.

Gi, gi! (Bailando y gritando.)

El mes. (Asomindo.) ¡Silencio!

BaRT. (incomodado de que el mesonero le haya asustado.)

¡Animal! ESCENA XV.

CORNELIA, BARTOLO, SATANÁS, CORO, después el MESONERO.

Corin . Vengan, que hay en el mesón

un hombre particular

que se asusta de ver cruces,

y en cuanto las ve, se va. Uno i." Es el que ucé perseguía?

(Muchísima viveza en el diálogo hasta que aparece Satanás.)

Corn. Ese mismo!

Otro 2.° Quién será?

Otro i." El colorado!

o4

Otro 2.°

Ese es!

Otro 1.°

Es preciso averiguar!

Otro. 2.

0 Yo lo veré!

CORN.

Ven, Hartólo.

Busquémosle.

Uno i.'

Sin tardar

CORN.

Corre! Bartolo.)

Varios.

Bartolo.) Corra!

B\RT.

Sus mercedes

Corn.

Tú.

Varios.

Ucé le conocerá...

Bart.

Vaya ucé, yo no me atrevo...

Corn.

Pronto!

Unos.

Pronto!

Otros.

Vaya allá!

Corn.

Vuela!

Bart.

(incomodado.) Demonio!

ESCENA XVI.

DICHOS, SATANÁS, los DEMONIOS, que aparecen en el corredor.

Sat. (saliendo) Quién llama?

TODOS. Elll (Retrocediendo asustarlos.)

Sat. (Ay, qué barbaridad!

me he descubierto!) Corn, (c<n terror.) ¡Es el diablo!

S\t. Pues señor, lo soy!

TODOS. (Cayendo sentados en el suelo y de un golpe.)

¡¡Ahhhü

MUüICü.

Sat.

Me han descubierto,

me lian conocido,

estoy perdido

sin remisión

si no me porto

con energía,

v armo un escándalo

en el mesón.

Cons. No me ha quedado

sangre en las venas, es el demonio este bribón. Yo estoy pensando dónde me meta, si no, me mata sin remisión.

Bart. Yo bien sabia

lo que decía cuando el demonio se la llevó. Mas diablo y todo se me figura que se la pego sin remisión.

Diabs. Ya le ban pescado,

ya le han cogido, si es un idiota, si es un simplón! ¿Á quién le ocurre venir al mundo y enamorarse como un melón?

Mes. Yo bien decia

que esla mañana olía á azufre todo el mesón. Qué parroquiano, vaya una ganga, este no paga la habitación.

Cono. Dios nos asista.

Dios nos ampare; Jesús, qué miedo, Jesús, qué horror! Quién es el guapo que se las pela con un demonio de profesión?

56

CORN .

Oye, Bartolo,

dile á esta gente

que con los dedos

haga la cruz.

Sat .

Temblad si me incomodo!

Bart.

No; tiembla tú. (Le hace la cruz.)

Coro .

Jesús! Jesús! Jesús!

(A Satanás, y haciéndole la señal de la cruz.)

Sat .

üf!

Coro.

Jesús, Jesús!

Sat .

Hura!

Bart.

Ya le vencimos.

Sat.

VotO á mi nombre! (Amenazándoles.

Coro.

Ay!

(Retroceden y en seguida bajan diciendo.)

Jesús, Jesús!

(Al final de la música Satanás cae al suelo.)

HABLADO.

Corn. En nombre de Dios, levanta!

Sat. Por vida...

Corn. En nombre de Dios.

SAT. (Levantándose.)

Óyeme, querida amiga, lujos de mi corazón...

TODOS. Hombre. (Con socarronería al verle taa carínese)

Sat. Dejadme que...

CORN. y CORO. (Haciéndole la cruz.) ¡Qllicto!

Mesonero, oiga. Mes. Yo no...

Corn. Búsqueme una cuba presto. Sat. Qué intentas, prenda':'

CORN. (Haciéndole la cruz.) CllitOn.

Sat. ¡Hiiim!

Bart. (Ahora que está ocupada

V eré SÍ...) (Se acerca á la puerta izquierda.)

57

ESCENA XVII.

DICHOS, MARIBLANCA, asomádose á la puerta.

Maris. (En voz baja á Bartolo.) Vestida estoy. Bart. despacito á la puerta y en seguidita iré yo.

(¡Vlariblanca se va de puntillas á una de las puertas del foro. Bartolo entra en el cuarto de donde eila sale.)

ESCENA XVIII.

CORNELIA, el MESONERO, SATANÁS, CORO.

Mes. Aquí está la cuba. Cornelia.) Corn. Bueno.

Póngase en medio.

(i.ts demonios van bajando por la escalera del coi- redor y entran por la puerta izquierda.)

Sat. Ay, qué horror.

¿Qué intentas, vieja taimada? Corn. Silencio en nombre de Dios!! Corn. Entra en la cuba, demonio. Sat. Yo, un cuerno! Todos. Á la cuba!

Sat. ¿Oh!

Corn. Pronto. Sat. Pero.

TODOS. (Haciéndole la cruz.) ¡Chist!

SA1 . No hay medio.

Me cogen como á un ratón. Corn. Entra.

SAT. Entro. (Metiéndose en la cuba.)

Corn. Abajo.

Todos. Abajo!

Sat. Ay, ay, ay! Corn. Cayó.

Todos. Cayó!

Corn. ¡La tapa! un martillo! clavos!

ótf

(Echa la tapa á la cuba. El mesonero reparte marti- llos y clavos a varios.)

Pronto, todos. Una!

TODOS. (Dando con los martillos.) Dos!

ESCENA XiX.

CORNELIA, SATANÁS, el MESONERO, el CORO, después BAÜ TOI.O, MAR1BLANCA, MAESE NICOLÁS y los DEMONIOS.

música.

Coro. Ya no hay remedio, se fastidió!

pon! pon! pon! pon! (clavando.) Ya no hay escape, ya no saldrá! pan! pan! pan! pan! (ídem.)

(Asomando por un boquete que la cuba debe tener delante.)

Sai . Tenedme un poco

de caridad. Todos. ¡Já! ¡já! ¡já! ¡já!

¡já! já! já! ¡já! Corn. Por este agujero

podrás respirar.

(En este mrmento sale Bartolo y se va al foro con Mariblanca. Los demonius salen llevando á Maese Nicolás vestido de mujer, y con la boca tapada con un pañuelo.)

Todos. Já.já,já, já.

Sat. Con un palmo de narices

me han dejado, voló á tal. Coito. Con un palmo de narices

se ha quedado Satanás.

(Se ponen todos las manos extendidas delante de nariz, para hacerle burla.)

Fastidíate, já! já! já! já!

Bart. ¡Que ustedes se diviertan,

que no haya novedad!

(En el foro montado en el borrico, Uevándosfi á .Ma- riblanca y haciendo el mismo gesto de burla.)

59

Dems. Pues lo que es la niña

con nosotros va!

(ídem, ídem, ídem, en la otra puerta del foro.)

Bart. ¡Já, já! já! já!

Dems. ¡Já, já! já! já!

SAT. ¡Jí, jí! jí! jí! (Llorando.)

Todos. ¡Já! já! já! já!

FIN OKL ACTO SEGUNDO.

ACTO TERCERO.

Selva corla. Una altura sobre la cual debe estar el tonel en que se halla metido Satanás. Este debe asomar la cara por un agujero que el tonel tiene de- lante. Es de noche.

ESCENA PRIMERA.

(Bosteza.) ¡Aaaah! vaya un hambre que tengo, (ídem.) ¡Aaaah! Qué barbaridad!

nunca figurarme pude

que hubiera de suspirar,

por no tener un mendrugo

que me calmara este afán.

Pues señor, el hambre es una

horrorosa enfermedad.

Vendería la conciencia

(si la tuviera) por dar

un bocado, ó dos ó tres.

al mas tosco vegetal.

Ahora comprendo la frase

que hasta hoy tuve por vulgar;

¡qué cosas hacen los hombres

por un pedazo de pan!

62

Me comería ahora mismo lo mas indigesto y mas... ¡Me comería á mi suegra! maldita... ¿dónde estará? ojalá se muera de hambre. (Estornuda.) ¡Achis! ¡achis! Bueno va, ya me he constipado; es claro, corre aquí un aire bestial.

ESCENA Ií.

SATANÁS , BARTOLO.

Bartolo viene de comino con un palo al homaro, del cual trao pendiente un hatillo de rop3.

Bart. Maldita sea mi suerte; ea, yo do puedo mas, yo me quisiera morir! yo me quisiera matar! ¿hay hombre mas desdichao?

(Se sienta y saca una bota de vino.)

hay un hombre mas fatal? (Bebe.)

¡Qué tragos estos, Dios mió! Sat. Ay, al íin logro escuchar

una voz humana. Bart. ¡Ay, triste!

qué infeliz que soy! (Bebe.) ¡Ay! Sat. Ay!

Bart. ¡Calle! hay eco por aquí? Sat. (Quién aquí pudo llegar?)

Mira hacia arriba. Bart. Ya miro.

Sat. Bartolillo! Bart. (¡Satanás!)

Sat. Ven aquí, querido mío. Bart. Sí, corriendo! (Se retira.) Sat. (Suplicante.) Ven acá. Barí*. En seguidita vendré,

que ahora me voy á llegar

ahí cerca. Sat. Dónde?

6o

Bai>t. Ahí; á China!

Sat. Espérate por piedad!

Bart. ¡Hombre! ¡qué humilde está el tiempo!

(Borlón.)

Sat . Óyeme; acércate mas. Bart. No; gracias, cuanto mas lejos

mejor. Sat. Dime, dónde está

la madre de Mariblanca? Bart. Sabe Dios dónde estará. Sat. ¿Cónio'i'

Bart. Como que se ha muerto.

Sat. ¿Es de veras? (Muy alegro.) Bart. De verdad.

Cuando supo que la niña

huyó conmigo, fué tal

el disgusto que la dio,

que reventó! Sat. Ven acá,

y dónde está Mariblanca? Bart. (Llorando.) Me la han robado. Sat. ¡Já! já!

Bart. Como te rias te vuelvo

del revés. (Yendo á coger el tonel.)

Sat. ¡Quieto, animal!

Di, quién te robó á la niña? Bart. ¡Qué yo! en la oscuridad

de ese bosque tan espeso

sentí pasos y gritar,

me asaltaron, me pegaron

de palos! Sat. ¡Jajá jajá!

Bart. Miá que echo á rodar la cuba! Sat. ¡Tente! Bart. Y luego no vi mas.

Despareció Mariblanca. Sat. Creias, pues, que tu plan

no seria descubierto?

te equivocaste, rapaz,

engañaste á mis diablillos

con el Maese Nicolás;

pero así que lo advirtieron

64

se fueron de detras,

y te quitaron la chica!

no puedes conmigo! Bart. Ya!

Sat. Pero aun puedo hacerte yo

algún favor. Bart. ¿De verdad?

Sat. ¿Tú sabes que aquí estoy yerto

y que lo paso muy mal? Bart. ¿Y sabes que en el mundo

desde que ahí metido estás

hay una paz octaviana? Sat. ¡Ya lo creo que habrá paz! Bart. Desde, que estás encerrado

nadie piensa en malgastar,

las gentes están así, (indicando gordura.)

y se ha abaratado el pan,

no hay quien la mujer ajena

quiera, ni quien viva mal.

En la cárcel no entra un alma,

la pólvora está de mas,

las mujeres van teniendo

algo menos vanidad,

y el robo ha venido á ser

una distracción no mas.

Solo un deplorable caso

trajo tu cautividad. Sat . Y es? Bart. Todos los abogados

se han muerto de hambre. Sat. (¡Agua va!)

Pues bien; quieres á buenas

sacarme de aquí? Bart. No tal.

Sat. Tengo hambre! Bart. Lo siento mucho;

pero no puedo llorar.

(Saca un pan del bolsillo y se pune á comer.]

Sat. Ah, pillo! Bart. Vamos á ver;

si te saco ¿qué me das? Sat. Lo que quieras.

65 -

Rart. (Con la boca lUna.) Hombre! hombre! Sat. Uy, qué infame! dame pan! Bart. Á ver si hacemos un trato;

me vas á señalar

veinte ducados diarios

mientras viva. Sat. Los tendrás.

Bart. De veras? S\t. Veinte ducados

diarios; no hay mas que hablar. Bart. Hombre, no; si he dicho treinta! Sat. (Este me va á marear.)

Veinte! Bart. Treinta!

Sat. Sean treinta.

Me arruinas, pero será. Bart. Bien; me darás los cuarenta

ducados... Sat. So pillo, atrás,

que á no me estafa nadie! Bart. Pues ea, abur y mandar, (va á irse.)

SAT. Oye, hijo tlliü. (Suplicante.)

Bart. Acomoda?

Si no, me voy. Sat. Ven acá. (id.)

Te voy á dar lo que pieles;

mal digo, te daré mas! Bai;t. Habla, pobre diablo! Sat. ^ Mira,

júrame que no dirás

Jesús delante de mí,

y en cambio te haré llegar

á un pais que nadie sabe,

donde tu fortuna harás.

En él todos los que habitan

tienen una enfermedad,

merced á la cual, un dia

dominarles lograrás.

La princesa Hipotenusa,

hija de su majestad,

enferma está de peligro

y esperan que morirá.

66

Llegarás diciendo que eres

el doctor universal,

y á favor de aqueste anillo,

( \.e enseña una sortija.)

que á todo te servirá,

curarás á la princesa

con toda seguridad.

En premio de tal servicio

tesoros mil pedirás,

y como el rey es muy rico,

lo que pidas le dará. Bart. Venga el anillo. Sat. (Dándoselo.) Ahí le tienes.

Ne me harás la cruz jamás? Bart. Solo cuando me convenga. Sat. Pues te lo perderás.

En cuanto digas Jesús,

Mariblanca morirá.

Elige. Kart. No lo diré!

Sat. Siendo así, te dejo en paz. Bart. Eso es lo que yo quería,

no volver á verte ya. Sat. Ábreme. Bart. Á tí?

Sat. No; al tonel.

Bart. Ya eres libre, Satanás. (Rompiendo el tonel )

Sat. Ay! (Saliendo y abalanzándose a! pan.)

Bart. Hasta nunca! (Marchándose.)

Svt. Buen viaje.

Bart. Dónde tal país está?

Sat. Pregúntaselo al anillo.

Bart. Abur!

Sat. Abur y mandar!

Caíste en la red, imbécil,

y pues te fias de mí,

los milagros que hagas

que me los claven aquí.

67

MUTACIÓN.

EL PAÍS de los ciegos.

Galería en el palacio de Cateto. Balaustrada en el cen- tro del teatro. En el fondo, montes muy altos y practicables. Una cascada. Paisaje alegre y pinto- resco.

ESCENA III.

Van entrando en tscena los CORTESANOS. Son todos cieg-os, y

trae cada uno una campanilla en la mano. En uno de los lados

del proscenio debe haber apoyada en la pared una escaleta de

mano.

müsiCA.

Unos.

CORO. Cuidado, que VOy, (Andan á lientas )

que voy por aquí, hacerme un ladilo;

cuidadito,

cuidadito, un ladito para mí.

Otros.

Quién anda ahí?

Quién anda ahí?

Estamos seguros?

parece que sí.

Despacito!

despacito!

no tengamos que sentir,

Unos .

Acá estamos todos.

Otros .

Acá estamos todos.

Unos .

Qué tal se ha dormido?

Otros.

Qué tal se ha pasado?

Unos.

Yo muy bien.

Otros.

Yo también.

68

Todos .

Dios nos salud! Amen! Amen!

Unos. Otros. Unos . Otros .

I" NOS.

Otros . Todo<.

Coro.

¿Qué hay de la princesa? Cosa grave es esa. ¿Qué es lo que se sabe? Que sigue muy grave.

¿Es gastritis?

Es tontitis. Dios la saque con bien!

Amen!

amen! *

(Se sientan en el suelo, y cantan acompañándose con las campanillos.)

San Antonio bendito

cura en su dia á los que están enfermos

de tontería. Que cure á la princesa

es menester, que se cure, que se cure,

amen amen!

Hay un santo que cura

con gran presteza á las muchachas tontas

de la cabeza. Que rece siempre al santo

es menester para ver si la cura,

amen amen!

H&3L&DO.

Ciego 1." Ya sabéis como hace días la princesa Hipotenusa del gran Cateto noveno hija y heredera única, enferma se halla de muerto y para ponerla en cura

Ciego 2.' Ciego i.'

ClEG02.

Todos. Ciego!. Ciego 3.

Ciego 2

Ciego 3. Ciego 2.

Ciego 4.

iianse apurado los medios que la ciencia útiles juzga. ¿Qué va á pasar si se muere?

La enterrarán. (Con gravedad y sentimiento.

¿Quién lo duda?

pero en tal caso su padre

se va derecho á la tumba.

Y qué tenemos con eso?

con tan feliz coyuntura

podremos variar de suerte.

Cierto.

¿Qué decis?

Escucha.

En esta tierra de ciegos

donde cada cual procura

pegársela á su compadre

con delicadeza suma,

se necesitaba un jefe

que viera á la turbamulta,

y que á lo menos tuviera

dos grados de vista turbia.

Cateto es ciego, su bija

ciega, el consejo, la curia

tienen ojos y no ven,

cosa por demás absurda.

Aquí no hay nada seguro

y esto va á acabar á tundas! 0 Es verdad; á ayer tarde

pasóme un lance que asusta.

Yo tengo constantemente

cogida por la cintura

á mujer, y jamás

la suelto de tal coyunda;

pues bien; ayer oigo un trueno,

me santiguo con premura

extraordinaria, en seguida

torno el brazo á su postura... '¿Y encontrastes otro brazo?

¡Encontré seis! esto asusta!

Ya ni santiguarse dejan.

Esto es una baraúnda! ' Pues hijo, hacer lo que yo,

70

santiguarse con la zurda! Ciego l.°¡Oh, como sois de villanos!

pues no comprendéis que es mucha

pretensión la de pedir

ojos donde no hubo nunca? Ciego 2.° defiendes á Cateto

porque á la par que le adulas

róbasle sin que te vea

y á ojos cerrados! Ciego!.0 Calumnia!

Villanos y mal nacidos,

malandrines! Ciego 2.° (ap. á ios otros.) Se sulfura. Ciego 3.° Vamos á buscar los palos. Ciego 4.° V á matarle de una tunda.

(Se van de puntillas y por distintos lados.)

ESCENA IV.

CIEGO i."

¿Pensáis, viles malandrines que vuestras voces me asustan? quién me ha visto á robar ni una sola vez, ni una; ¿me ha visto alguno? Á que no? No responden; ah granujas, me estarán tendiendo un lazo? no, pues á no me zurran estos tunantes; me escurro!

(Se va de puntillas )

ESCENA V.

BARTOLO.

Qué amenidad, qué frescura! esta es la tierra de que antes me habló el diablo; esta es sin duda: qué paz debe disfrutarse en esta atmósfera pura!

ESCENA Yí.

BARTOLO, los CIEGOS.

Todos. Á una, á dos, á tres!

(Descargan sobre éi los palos.)

Oaüt. Ay! ay!

Tonos. ¡So ladrón!

Bart. ¡Alto!

Todos. No hayas!

Bart. Socorro! favor!

Voz. (Dentro ) ¡El rey!

Unos. Cateto.

Otros. La Hipotenusa!

(Peqneüo preludio en U orquesta.)

ESCENA VII.

CATETO, HIPOTENUSA, BARTOLO, CORO.

Cateto. Ven, luja de mi vida,

el tiempo es bueno y á salir convida.

Ay, padre muy amado,

el viento me hace andar de medio lado.

Dime, mi bien, qué sientes?

Unos dolores ¡ay! inconvenientes. Háse visto un pais mas historiado:'

ciegos son todos los que me han pegado;

por mi nombre, reniego!

bien dicen que es atroz palo de ciego.

Dicen sabios doctores

que tienes mal de amores,

dime, entre mis vasallos, ¿hay alguno

que te guste?

Sí, todos, y ninguno. Ciego 2.° Señores, estoes grave; así escuchemos,

que importa averiguar. Bart. Averigüemos.

Cateto. Solos estamos; dime tu querella. Ciego 2." Solos, eh?

Mipot. Cateto

HlPOT.

Bart.

Cateto.

Hipot.

Bap.t. Pues señor, aquí entra ella.

(Se ponen todos I03 ciegos la mano en el cido y se inclinan hacia donde e^tan Cateto y su hija. Bartolo se queda en el fondo escuchando.)

Hipot. Mi corazón es tierno,

es dulce y blando y suave,

mas blando y tierno que él otro no cabe. Bart. (Vaya con la señora,

que tiene el corazón de pasta-flora!) Hipot. Cuando sueño, medroso me palpita;

ver soñando un joven melenudo

(Los ciegcs se tocan Ii calipza.)

y mi alma en ciego afán se precipita,

porque suelo soñar muy á menudo.

[Jn hombre existe de marcial talento,

de altiva frente y cabellera undosa,

dulce y sereno el juvenil semblante,

la sonrisa dulcísima y graciosa.

.Me cuenta sus amores,

amante hasta llega,

mas ¡ay! que esto duplica mis dolores,

yo le quiero mirar, pero soy ciega!

¿Cómo quieres, señor, que viva en caima,

sin pena y sin enojos?

Si los ojos balcones son del alma,

cómo se ha de asomar mi alma mis ojos?

Triste del ciego que el placer no encuentra

de mirarse en los ojos que le adoran!

si la hermosura por los ojos entra,

si ellos son los que rien y que lloran,

mira cuan desdichado

se verá el corazón que en rabia estalla

de aquel ser ante el cual han levantado

negras tinieblas, eterna I muralla.

Jamás he comprendido

quién es el amador que yo soñara,

muchos pasan rozando mi vestido,

pero ninguno junto á se para;

y en el alan de novio que atesoro,

ay! dos dedos de luz solo deseo,

y al que se acerque á con un te adorol

poderle responder con uc te veol

Cateto. Hija, tu afán comprendo,

demasiado tal vez tu pena entiendo,

no he de comprender yo tan tristes casos,

yo, que no veo un buey á cinco pasos?

Bart. Pues señor, es un gusto estar así.

Ciego 2.° Á me hace pensar.

Ciego 3 o Y á mí.

Ciego 4.° Y á mí.

Cateto. Voto á tal, que como antes de dos días no haya un vasallo ciego que te declare su amoroso fuego, va á haber un cataclismo!

Ciego 2.° Yo lo voy á intentar.

Ciego i." Y yo lo mismo.

Hipot. Padre, yo estoy malita,

esta intranquilidad no se me quita, quién este raro afán que me devora me pudiera calmar?

Bart. (Adelantándose.) Yo, gran señora.

Todos. ¿Eli?

Cateto. Quien habló?

Bart. Yo mismo.

Cateto. Di tu nombre.

Bart. Acabo de llegar.

Hipot. ¿Quién es este hombre?

Bart. Doctor soy perilustre archi-famoso príncipe de doctores, que curar muy bien el mal de amores.

Hiror Acércale.

Bart. Ante todo, decir quiero

que aquí reciben mal al extranjero, y que esta turbamulta miserable me ha dado una paliza lamentable.

Cateto, (tiritado.)

¿Cómo, aquí había gente?

Bart. escuchándole á tí*

Cateto. Turba insólenle!

Dónde están?

ClEGO 2." Maichándose.) Uy!

VARIOS. (Yéndose de puntillas.) ¡Ablll'!

Cateto. Si pillo alguno!

Ciego 3.° Ea, aquí sobra uno!

74

(Se van marchando. A este tiempo se ve bajar Satanás por la montuna.)

ESCUNA VIII.

ÜIPOTENISA, CATETO, BARTOLO.

Cateto. ¡Tunantes!

(Descarg-a un palo que da sobre Bartolo.)

Bakt. ¡Ay! que soy yo!

Cateto. Perdona, creí... Hipot. Acabad.

Bart. (Pues lo que es yo no me quedo

Sin desquite.) (Le da un palo á Cateto.)

Cateto. Ay! esto mas?

Bart. Era uno que se quedó.

Cateto. ¡Atrápalo! Bárt. Se ha ido ya!

Cateto. Voy á mandar que le ahorquen.

Bare. Bien hecho, pero aguardad.

HlPOT. (Impaciente.)

¿En dónde está ese doctor? Bart. Aquí, señora. Hipot. Llegad.

Cateto. (No me fio de este hombre.)

ESCENA IX.

DICHOS, SATANÁS.

Svr. (Chasco te vas á llevar.) Cueto. ¿Curarás pronto á mi hija? Baut. (Cielos! el diablo!)

(El diablo le hace seña de que calle.)

Cateto. Habla ya.

Bart. señor; la curar-g.

(Temeroso y mirando á Satinas.)

Bart. (No me lo puedo quitar de encima, pero el andlo del paso me sacará.)

(Satanás se coloca junto á la princesa.)

Hipot. Doctor, que me corre prisa!

75

Bart. Gran señora, voy á hablar.

Sat. Bartolo.) (Si me descubres, le pierdes.)

Bart. (Vete!)

Sat. (No!)

Bart. (Pillo!)

Cateto. Acabad!

BART. (Con entonación.)

En tanto que te preparo

el bálsamo sin igual

que ha de darte vista clara,

descansa ya de tu afán! Sat. (Verás que dolorcillo

que le voy yo á regalar.) Bart. Oh, tú, la princesa ilustre!

¡Keposa!

(Satanás hace un gesto diabólico á la princesa.)

Hipot. A.y! ay! ay! ay!

Cateto . ¿Qué es eso?

Hipot. Ay! ay! queme ha dado

un dolor muy grande! Cateto. ¿Hay tal?

Así es como la curas? (indignado. )

BART. Vete! (Ap. á Satanás, en voz baja y fuiiovo. )

Sat. ¡No!

Bart. ¡Te haré marchar!

Anillo, no Se¿lS bárbaro, (Mirando el anillo )

obedece. Cateto, Hipotenusa.) ¿Pasó ya? Bart. Sí, señor, si eso no es nada!

al principio, es natural...

(Entonación.) Oh, tú, espíritu que moras

en esta rara beldad,

ten calma por un momento

y déjala descansar!

(Satanás hace otro gesto á 'a princesa.)

Hipot. ¡Ay! ay! ay! lodo me duele!

Cateto. ¡So bribón!

Sat. (¡Já! já! jajá!)

Bart. Te vas, grandísimo tuno? (ap. á Satanás )

Cateto. ¡Te voy á mandar ahorcar!

,Bart. Señor, yo...

(Satanás hace otro gesto á la princesa.)

Hipot. Ay! ay! que me muero!

Cateto. Hola! al punto levantad

(Aparecen dos guardias ciegos que hacen sonar las campanillas. )

una horca para este hombre!

(Los guardias comienzan á recorrer la escena á tientas buscando á Bartolo.)

Bap.t. Satanás.) Ves que me van á matar?

Que digo Jesús! Sat. Corriente,

Mariblanca morirá! Ba:it. ¡Ay de mí! Hipot. Ay, me da frió!

Ahora calor! Cateto, Bartolo.) Vil, truhán!

HirOT. Acllis! (Estornuda.)

Bart. Jes...

(Satanás le mira de un modo terrible para impedirlo que diga Jesus. )

Sat. ¡Chist!

Hipot. Achis!

Bart. (Qué revientes! Voto va!) Cateto. Ven, hija mia, á tu estancia.

De aquí á una hora morirás! Bartolo.) Guar. ¿Pero dónde está este hombre?

(Se van los dos guardias buscando á tientas á Bar- tolo.)

Bart. Ahora hablaremos! Satanás.) Sat. ¡Sí tal!

ESCENA X.

SATANÁS, BARTOLO.

MÚSICA.

Baiit . Si piensas, gran tuno,

que vas á aburrirme, te digo y te juro que va á haber función. Ya estoy estallando.

ya estoy que no veo,

bergante, insolente,

tunante, bribón!

Sat.

Si te has figurado

que á me engañabas,

verás que chasco,

verás que lección.

Convéncete, amigo,

conmigo no puedes,

estúpido, imbécil.

incauto, simplón!

Bart.

Yo haré de manera

que toda esta gente

conozca tus mañas

y se arme ua jollín,

y á buenas ó malas

te vuelvo tarumba,

traidor, alevoso,

follón, malandrín!

Sat.

Te tengo en mis manos,

te tengo en mis uñas,

estás atrapado

se acerca tu fin ,

Á no me vengas

con ínfulas vanas,

gaznápiro, bobo

tontón, zarramplín!

Bart.

Te tengo ojeriza!

Sat.

No tienes escape!

Bart.

Yo puedo perderte!

Sat.

Conforme y según!

Bart.

Allá lo veremos!

Sat.

Te digo que nones!

Los DOS.

¡Grandísimo tonto!

pedazo de atún!

Bart.

tienes la culpa

Sat.

Lo mismo que tú.

Bart.

¡Salud y mandar!

Sat.

¡Mandar y salud!

Bart.

Abur y lo dicbo!

Sat.

Lo dicho y abur!

Bart.

¡Abur!

Sat. ¡¡Aburü

Los dos. ¡¡¡AburÜ!

¡¡¡Ablirü! (Se va Bartolo.)

ESCENA XS.

HABLADO.

Antes que rendido, muerto; ¡ó soy ó no Satanás! pues no me tal taba mas que me la pegara un tuerto! Por algo el demonio soy; y pues la suerte me auxilia y me espera la familia, por donde vine me voy.

ESCENA XI!,

satanás, un demoísío.

Dem.

Ya es hora de que te encuenire

S.VT.

aquí?

Dem.

señor, yo mismo.

Sat .

Qué me quieres?

Dem.

¿Qué te quiero?

Hombre, eres un perdido!

Corriendo estas cercanías

para buscarte, venimos

todos los demonios junios.

Sat .

Todos has dicho?

Deüs.

(Entranúo en escena.) ToditOS.

Sat.

¿Por qué?

Dem.

Porque no se puede

vivir allí más; clarito.

Sat.

Habla.

Dem.

Ayer, á media noche

»

estábamos cuatro ó cinco

acabando de freír

á un usurero muy rico, cuando de pronto escuchamos unos golpes y unos gritos, y unas patadas tan fuertes á la puerta, que dijimos: caramba, io menos es casero el recien venido. Abro yo, tonto de mí! sabes quién era?

Sat. Quien, dilo.

Dem. Tu suegra!

Sat. Ay!

(Cayendo sobre una silla, asustado.)

Dem. Tu suegra misma.

Sat. ¡No me lo digas!

Dem. Qué cisco!

Mira; ni el diablo cojuelo, que es allí de los temidos, ni todos los condenados juntos, son, serán ni lian sido mas temibles que ese monstruo cuando se pone de hocico. Entró y encontró á su hija, que fué lo mas divertido.

Sat. Cómo, ella vio á Mariblanca?

Dem. Lo mismo que te lo digo.

Comenzó á querer llevársela; nosotros nos opusimos, y la emprendió con nosotros, y aquello fué un laberinto; al uno le arranca el rabo, al otro le da un pellizco.

Sat. ¡No goza si no arranca algo!

Dem. Qué de voces, qué de gritos; en fin, ello has de saberlo, te diré lo sucedido, se fué y se llevó á la chica.

Sat. ¡Por mi nombre! (Muy irritado.)

Dem. Así lo hizo.

Sat. ¿Y no salisteis tras ella en seguida?

Dem. Qué, qué has dicho?

80

¡si por si acaso volvía

del infierno nos salimos,

y andamos por esos mundos

medio muertos, medio vivos! Sat. Á buscar á Mariblanca! (imponente. Dem. Eso fuera muy sencillo

si fuese sola. Sat. Al instante!

Dem. Lo que es yo, no me decido. Orno. Ni yo! Otro. Ni yo!

Sat. Voto á tal,

que he de achicharraros vivos!

¡Oh! ¡arabia me devora!

¡hiiiim! me vengaré! Dem. Vé...

Sat. Chito!

Ya que con otro no pueda,

con Bartolo haré un castigo.

Seguid! Dem. Te advierto que aquí

á aquel hombre hemos traído. Sat . Qué hombre? Dem. El padre de la niña

que está borracho perdido

todavía... Sat. ¿Qué me importa?

DEM. Venga acá. Maese Nicolás,)

Sat. Seguid!

Dem. Seguimos.

ESCENA XII.

MAESE NIOLCÁS. Viene vestiiio de aldeana.

Pero qué es lo que me pasa? pero qué es esto, Dios mió? pero adonde me han llevado? pero adonde me han traído? yo he visto diablos, calderas,

81

duendes, fantasmas, vestiglos,

y sin embargo, no veo

por dónde voy, ni á quién miro,

(Riendo.) Grrrr! grrrr! que me he vuelto

señora sin advertirlo!

ESCENA XIII.

MAESE NICOLÁS, CATETO, los dos GUARDIAS.

Cateto. ¡Hola! (Llamando.)

M. NlC. ¡Hola! (De broma.)

Cateto. (LiamaDdo.) Hola!

M. NlC. (Bromista.) ¡Hola!

Cateto. Se burlan de rní?

GlIAR. I.0 (Al compañero.) QlieditO.

Aquí debe estar el preso... (Andana tientas.)

CATETO. ¡Á mí! (Llamando.)

M. Nic. Ámí no?

Glak. 2.° ¿No has oido?

Por aquí... Cateto. (Acercándose á ellos.) Veré si puedo. Guards. Preso por el rey! (cogiendo á. Cateto.) Cateto, (indignado.) ¡Yo!...

GUAR. 1.° (Al guardia 2.°) ¡Vivo!

la mordaza al prisionero!

(Le ponen la mordaza.)

M. Nic. ¿Qué pasa aquí?

Los guardias. ¿Le cogimos!

(Se llevan á Cateto. Hágase toda la escena con gran rapidez.)

ESCENA XIV.

MAESE NICOLÁS, después el CORO DE CIEGOS.

M. Nic. ¡Necia! me volví mujer,

quién lo habia de haber dicho?...

grrr.

(Sale ei coro.) A ver si me han cambiado

la voz?... demos un suspiro.

¡Ay! (Suspira imitando la voz de una mujer.)

6

82

Coro. (¡La princesa!)

Ciego 2.° (¡Qué escucho!]

Ciego i." (Me arriesgo.)

Cíe go 2.° (Yo me decido.)

MÚSICA.

Bella princesa, niña graciosa, ven junto á que yo te quiero aunque jamás te vi.

M. Nic. (¿No lo dije?

ya se enamoran de mí.)

Coro. Yo no te he vislo en mi vida,

pero te conozco bien, yo te quiero mucho, mucho, pero no te puedo ver. M. Nic. (No qué decir

ni qué responder.) Coro. Anda, tontona,

déjate querer!

Coro. Di lo que deseas

di qué puedo hacer, M.Nic. (Lance mas gracioso

no me figuré.) Coro. Habla ya, sirena!

M. Nic. Yo me explicaré, (con voz de mujer.)

Ay, lo que V0 necesito (id. hasta el final.)

no es mimo, no;

cariñito, cariñito

es lo que deseo yo. No me gusta el pasatiempo

ni cosa así,

jaleito, jaleito es lo que me gusta á mí.

Eso me hace mucho,

85

mucho tilia mucho tilín, mucho tilín! Coro. Ay, chiquita bonita,

me vas á hacer feliz si al fin consigo hacerte mucho tilin! mucho tilín! tilin! tilin!

HABLADO.

Ciego d.

0 Señora, tu mal de amor

(Muy rápida toda la escena.)

pronto te juro curar.

Ciego 2.

0 ¡Yo te amo!

M.Nic.

Pero señor

dónde vamos á parar?

Ciego 3.

0 Yo te quiero cual ninguno.

M.Nic.

Vaya un lance.

Ciego 4.'

5 ios demás.) ("alma, calma.

Ciego 1.

° Si me la disputa alguno

le voy á arrancar el alma!

Ciego 2.

° ¡Ven! (Buscándole.)

Ciego!.

Conmigo, (id.)

Ciego 3.

0 (id.) Hasta llega!

Ciego 4.

0 Oye! (id.)

M.Nic.

(Huyendo el cuerpo.)

¿No hay quien me socorra?

Ciego 1.

0 ¡Te COgí! (Cogiéndole.)

M. Nic.

¡Toma! (Le da un bofetón.)

Ciego 1.

Ay, quién pega?

Corra!

(Le da un bofetón al ciego que tiene mas cerca.)

Ciego.

Corra! (id. al que está junto á él.)

Otro.

Corra! (id. al inmediato.)

Otro.

Corra! (id. id.)

(Se dan todos de bofetones, En seguida comienzan-

á darse de palos, grilando mucho.)

Uno.

¡Sálvese el que pueda!

M. Nic.

¡Á mí!

84 -

Hipot. Qué sucede?

M. Nic. ¡Que á uno estrello!

Ciego i." Voto va!

SAT. (Dominando e) tumulto.) Ténganse tOllOS,

que les va la vida en ello!

(Maese Nicolás se marcha.)

ESCENA XV.

HIPOTENUSA, SATANÁS, MAESE NICOLÁS, BVÍ1TOLO, CIEGOS, DEMONIOS.

La escena se llena de gente. Los ciegos pasan todis á un lado ¡ los Ddiionios á otro, untólo debe quedar en medio de la escena, teniendo á un lado a Satanás y á otro á la princesa. M. mentó de silencio. Satanás comienza á hablar cor. enlonacú n hueca y en- fática.

Sat. Abran todos los oidos

y escuchen el triste cuento

del caso mas memorable,

tremebundo y estupendo

que han presenciado los siglos

y ha pasado en estus tiempos.

Tiemble el mundo al escucharme,

tiemblen los cuatro elemento s,

présteme el clarín la fama

y el ronco huracán su estruendo,

que el caso es horripilante;

y atención, que ya comienzo.

En la corte poderosa

del ilustre rey Cateto,

se presentó en hora mala

un aleve forastero.

Doctor el tal titulóle

bajo el frivolo pretexto

de curar á la princesa,

que está con el agua al cuello.

Acrecentó sus dolores,

enojóse el rey con esto,

y al doctor mandó que ahorcaran

por de pronto.

$s

Bart.

Y él...

Sat.

Silencio!

Aprovechándose el lal

de que eran los guardias ciegos,

escurrióse como pudo;

los guardias un preso hicieron.

El prisionero fué el rey.

Todos.

¡Ah!

Bart.

(Horror!)

Sat.

El rey ha muerto!

HiroT.

¡Ay! (Cae desmayada.)

Todos.

(Muy alegres.) ¡Viva el dOClOr!

Sat.

Qué dicen?

Ciego i

." Qué servicio nos ha hecho!

Bart.

Á que te gano en la lucha? Satanás.;

Hipot.

Ay, ir con mi padre quiero,

sin él no puedo vivir.

Sat.

Queréis ir con él?

Hipot.

Sí!

Sat.

Bueno.

an Demonio.)

Á ver, coge á esta señora y llévatela al infierno.

DEM. ¿Y viniera tU suegra? (Temeroso.^

Sat. ¡Estúpido!

L)em. Voy. (¡Me pierdo!)

(Se lleva á la princesa.)

ESCENA XVI.

Sat.

ClEGO \

Sat.

Bart.

Sat.

LOS MISMOS, menos HIPOTENUSA.

Ya que sabéis la desgracia, al infame castiguemos. No hay por qué.

¡Voto á mi nombre!

¡Chúpate esa! Satanás.)

Es que os advierto que él aquí os está mirando... Ciego 2." Mirando?... pues qué! no es ciego? Bart. No, que teDgo un ojo! Sat. Calla!

§6 -

Bart. No me da !a gana! Ciego i.° Cielos!

(Satanás da un salto.)

Esto mas? Bart. ios Ciegos.) Yo os he librado

del tirano de Cateto,

yo puedo ser vuestro padre,

yo os guiaré, yo soy tuerto,

hijos inios! Todos. Viva, viva!

S\t. Bayos, centellas y truenos!

Nadie aquí levante el gallo!

Á todos mataros puedo! Cus Ciegos. Muera! Sat. ios diablillos.) ¡Cogedles! Los ciegos. ¡Que muer a

Ciego 2.° Quién es ese caballero? Bart. Es el demonio! Todos. El demonio!

(Ca la ano de los demonios cogs á un ciego.

Sat. ¡Ese soy! Los ciegos. ¡¡Oh!!

Sat. Y acabemos!

Estáis en mis garras todos. Haced á este mozo preso!

(Dos diablos cogen á Bartolo.)

Sat. Despeñadle!

Bart. Ay!

Sat. Al momento!

Cuatro segundos te quedan

de vida! Los Ciegos. ¡Ay pobre!

Sat. Silencio!

BART. (Subiendo por el monte.)

Adiós, mundo miserable, veleidoso y embustero. Adiós, tierra bendecida de la que pude ser dueño! Adiós, Mariblanca bella, la de los ojillos negros, cariñilo de mis ojos, esto no tiene remedio!

87

(Llega á lo alto del primer monta.)

(¡All!) (Mirando hacia un lado y como asaltado de

una idea feliz.)

Satanás ¿me permites

que antes de morir y en premio

de tu amistad endiablada,

que con el alma te aprecio,

te una buena noticia

para que quedes contento? Sat . Habla y breve. Bart. Muy breve.

Por esos verdes senderos

viene corriendo tu suegra!!

SaT. y TODOS LOS DEMONIOS.

Ahhhüü

(Grito agudísimo. Sa arrojan todos por la balaustra- da del fondo. En seguida se les subir por las montañas y desaparecer. Satanás sube á la mas alta y se precipita. Debe verse caer la contrafigura desde gran altura, hasta perderse de vista en el fondo del valle. Todo esto debe suceder en un momento )

Bart. Te vencí!...

Loe Ciegos. Viva el tuerto! !

ESCENA XVÍL

DICHOS, MARIBLANCA, CORNELIA.

Marib. Bartolo, Bartolillo!

Bart. Mi gloria, ven aquí.

Corn. En dónde está ese tuno,

lo voy á dividir! Bart. Ya libres de él quedamos;

al cabo le vencí:

me da ucé á su hija? Corn. Con ella feliz.

Ciego 1.° Él á salvarnos vino!

ESCENA ÚLTIMA

DICHOS, MAESE NICOLÁS.

M. Nic. El vino para mí!

Corn. Ya pareció mi esposo!

M. Míe. Uf! mi mujer aquí!

Corn. Alégrate, marido,

cesó nuestro sufrir,

pon el grito en el cielo! M. Nic. Voy!

(Comienza á subirse por la escalera que eslá 3pojada en la pared.)

Marib. Te recobro al fin!

Bart. Os sirvo para rey?

Todos. Que viva el rey!

Corn. y Marib. Á tí?

Bart. Ven y serás la reina,

mi dulce serafín!

los Ciegos.)

Mi esposa Mariblanca, con veros es feliz; su bendición os manda, venidla á recibir!

MÚSICA.

Viva Mariblanca,

viva feliz; viva muy dichosa

la niña gentil. Viva el rey Bartolo,

viva años mil, y viva la algazara;

chin! catachin!

(Bailan todos dándose de encontrones.) FIN T«E LA ZARZUELA.

Habiendo examinado esta zarzuela (discre- tamente escrita) no hallo inconveniente en que su representación se autorice.

Madrid 20 de Marzo de 1867.

El censor de teatros, Nauciso S. Serra.

APÉNDICE.

Siendo yo niño, una antigua criada de mi casa, me referia muy á menudo un cuento que solia interesar- me mucho; llamábale la buena de la vieja «el cuento del diablo que se casó,» y recuerdo que muchas no- ches antes de acostarme, me lo repetía dos y tres veces, con lo cual me dormia y aun soñaba de vez en cuando con el protagonista de la tal conseja.

Andando el tiempo, llegó el de mi inclinación por la literatura popular; y hojeando un curioso libro de nuestro popularísimo Fernán Caballero, recopilación de cuentos andaluces, hallé uno titulado La suegra del diablo, que era, con algunos variantes el mismo que yo habia oido en mi niñez. Así, pues, la misma conseja que conocí por primera vez en tierra de Ara- gón, era por lo que podía colegirse, tradición an- daluza.

Las tradiciones son la historia hablada; y en punto á tradiciones religiosas, el pueblo español puede competir con todos los de Europa. Mi natural aíicíon á este género de literatura, unida á la insistencia con que parecía presentárseme el cuentecillo, me de- cidieron á intentar la empresa de hacer, con un cuen- to que apenas ocupa cuatro páginas, una obra en tres actos en verso. Ademas, el diablo es muy español, me decía hace tiempo Adelardo Ayala; y conforme yo con tal opinión, siempre que he visto al demonio en las óperas y comedias extranjeras que invaden nues- tro teatro, he sentido que los autores españoles no se

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hayan ocupado mas de un personaje tan simpático, hasta cierto punto y á cierta distancia. Para llevar á caho mi propósito, he necesitado crear personajes y situaciones nuevas: por ejemplo, en el cuento no hay tal Bartolo, ni tal Maese ¡Nicolás, ni tal mesón, ni tal país de ciegos. Según Fernán Caballero lo ha trasla- dado al libro, lodo lo sucedido en la boda del diablo puede referirse en bien poco espacio. «Una tal tia Holofernes, madre de una Pánfda muy sedienta de ma- rido, se incomoda con ella un día y le dice: ojalá te cases con el diablo; á poco tiempo se presenta un ca- ballero y se casa con la muchacha: la madre, recelosa de que su yerno no es muy católico que digamos, hace que la chica se encierre con él en un cuarto y asper- je con un ramo de olivo bendito: el marido, que es el mismo demonio, no encuentra mas salida que el ojo de la llave, pero la suegra tiene puesta en dicho ojo la boca de una botella, y héteme al yerno cogido como una sanguijuela. La suegra tapa la botella y la pone en lo alto de un monte. Acierta á pasar por allí un soldado licenciado, el diablo le ofrece que si le saca le llevará á que cure á la princesa de Ñapóles; créelo el incauto y da libertad al embotellado. La cu- ración de la princesa no da resultado, el rey se en- crespa y manda ahorcar al doctor noramala venido; mas este, conociendo que todo ello es traza de Sata- n ás, manda echar las campanas á vuelo. Á qué to- can? pregunta el diablo. Á que entra en la ciudad vuestra suegra, responde el soldadillo; y al oir esto, el demonio huye para no mas volver, y con el rabo entre piernas.»

Este es, en sustancia, el cuento. En lodo esto habia algo; pero no habia mas que una situación: dos á lo sumo. Era preciso inventar, combinar, añadir, en una palabra, hacer una obra dramática. Yo no si lo he conseguido: compárese el cuento con la zarzue- la: lo que puedo asegurar, es que el maestro Ar- ríela ha dado á mi pobre trabajo gran valor con esa música tan característica como inspirada , que tal efecto ha dado al cuadro; y que Arderius, actor, can- tante, director, y todo en una pieza, me ha ayudado admirablemente á poner en escena esta obra, cuya

93

principal dificultad consistía en que tuviera á los ojos del público carácter tradicional de conseja.

El joven artista Plá, ha dado tono al cuadro con dos admirables decoraciones.

No terminaré estos renglones sin consagrar un re- cuerdo á Fernán Caballero, el poeta popular, de lo santo y de lo sencillo, y al público, que ha sido, di- gámoslo así, el verdadero autor de la fábula.

Eiskbio El asco.

PUNTOS DE VENTA Y COMISIONADOS PRINCIPALES.

PROVINCIAS.

"almas (Canarias

S. Ruiz.

Z. Bermejo.

J. Marti.

R. Muro.

Viuda de Ibarra.

A. Vicente Pérez.

M. Alvarez

Ij. Caracuel.

J. A. de Palma.

I). Santisteban.

S. López.

M. Román Alvarez.

P. Coronado.

J. R. Segura.

G, Corrales.

A. Saavedra, Viuda de

Bartumens y I Cerda. P. López' Coron T. Astuy.

T. Arnaiz y A. Hervias. 1!. Monloya. .1. Valiente. V. Moi illas y Compañía. 1<\ Molina. F. «aria Poggi, de Santa

Cr^iz de Tenerife. .T. M. Egniluz.

E. Torres, J. Pedreño. J. AI. de Soto. h. Ocharán.

M. Garcia de la Torre.

P. Acosta

til. Muñoz, F. Lozano y

U Garcia Lovera. J. Lago. P. Mariana. J. Gillli. N, Taxonera, Viuda de Bosch.

F. Horca. Crespo y Cruz.

J. M. Kuensalida y J. JI.

Zamora. R. Oñana.

Charlaiu y Feruandez. P Quintana. J. V. Osorno: M. Guillen. R. Martínez. .1. Pérez Fluisá. P. Mvarez y Compañía,

de Serillo. J. Urquia. Minon Hermano. J. Sol 6 hijo. R. Carrasco. P. Brieba. A. Gómez.

Lucena.

i. B. Cabeza.

lAUJO.

Viuda de Pujol.

Mu/ion.

P. Viuent.

jlálaija.

J. G Taboadela y F. de

Moya

M añila [Filtyinas).

A. Oloua.

Matará.

N. Clavell.

Mondoñedo.

Viuda de Delgado.

Montitla.

D, Santolalja.

Murcia.

í. Guerra y Herederos

de Andrion.

Ocaña.

V. Calvillo.

Orense.

.1. Ramón Pérez.

Oriliaela.

J. Martínez Alvarez.

Osuna.

V. Montero.

Oviedo.

J. Martínez!

Patencia.

Hijos de Gutiérrez.

Palma de Mallorca.

P.J.Gelabert,

Pamplona.

.!. Rios Barrena.

Pontevedra.

.1. Bureta Solía y Comp.

Priego (Córdoba.)

1. de la Gámara.

Puerto de Sta. Marta

J. Valderrama.

Puerto-Iiico

J.Hcstre, de Mayagiiez.

llequena.

C. García.

rieus.

J. Prius.

Páoseco.

M. Prádanos.

Honda.

Viuda de Gutiérrez,

Salamanca.

R, Huebra.

San Femando.

R. Martínez.

S. Udeíonso(LaGrai:¡ü

H. J. Serna.

Siinlúcar.

1. de Oüa.

San Sebastian

a, '.isrrulda

S. Lorenzo. (Escorial.

S. Herrero.-

Santander.

C. Medina y F. Hernández,

Santiago.

11. Escribano.

Segovia. m Sevilla.

L. M. Salcedo.

V. Alvarez y Comp.

Soria.

F. Pérez Rioja.

Talavera déla Reina.

A. Sánchez de Castro.

Turazona de Aragón-

P, Veraton.

Tarragona.

V Font.

Teruel.

T. Baquedano.

Toledo.

F. Hernández.

Toro.

A. Rodríguez Tejedor.

Trujillo.

A. Herrauz.

Tíldela.

M. Izalzu

Tur. ,

M. Martínez de la Cruz.

Ub'eda.

T. Pérez.

falencia.

I, Garcia, F Navarro y J.

Moriana y sanz.

Valladolid.

D. Jover y H. de Rodrigz.

Fich.

.1. Soler.

Figo.

M. Fernandez Dios.

Fiílanucva y Cettrú.

L. Creus.

Vitoria.

S. Hidalgo y A Juan.

Zafra.

A. Oguet.

Zamora.

V. tuertes.

Zaragoza.

L Ducassi, J. Comin y

Comp. y V. de Heredia .

librerías de la Viuda é Hijos de Cuesta, y de Moya y Plaza, calle larretas; de A. Duran, Carrera de San Gerónimo; de L, López, calle Carmen, y de M. Escribano, calle del Príncipe.

ApprovocK.nma,) 5>00°,y>

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EL MUSEO,

ADMINISTRACIÓN DE OBRAS DRAMÁTICAS V ÚRICAS.

LA TERTULIA DE CONFIANZA.

JUGUETE CÓMICO EN TRES ACTOS Y EN VEBSO.

ORIGINAL DE

EUSEBIO BLASCO.

Representado por primera vez en el teatro del Príncipe á beneficio del primer actor cómico D. Mariano Fernandez; en Enero de 186G.

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MADRID.

IMPRENTA DE R. L ABA JOS, calle de la Cabeza, núm. 12.

1866.

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EL MUSEO,

ADMINISTRACIÓN DE OBRAS DRAMÁTICAS Y LÍRICAS.

LA TERTULIA

JUGUETE CÓMICO EN T

EUSEBIO

Representado por primera vez en el te actor cómico D. Mariano Fi

y.

MADRID.

IMPRENTA DE R. LAB A JOS, calle de la Cabeza, núm. 12.

1866.

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